■ La cinta, de 1979, es de interés histórico y debe pasar sin cortes, dijeron los censores
Gran Bretaña levanta veto a la edición hardcore de Calígula
■ Contiene sexo lésbico, incesto y bestialidad
■ Todos los agregados de mal gusto, la pornografía moderna que le metieron, me pareció traición: McDowell
■ Es mezcla de arte y genitales: Mirren
Cuando fue producida, en 1979, la película Calígula pretendía ser el drama histórico más fastuoso de su tiempo, diseñado para un auditorio culto con un elenco estelar y escenarios espectaculares.
Se contrató a lo más granado del cine británico, como Helen Mirren, John Gielgud, Peter O’ Toole y Malcolm McDowell, con un presupuesto estilo Hollywood –17.5 millones de libras esterlinas, unos 31.5 millones de dólares– y, como autor del guión, el aclamado novelista estadunidense Gore Vidal.
Se suponía que sería una crónica de los cuatro últimos años de la vida de quien fue llamado la “serpiente en el seno de Roma”, sediento de poder, cuyo breve reinado terminó con su asesinato, el año 41 de nuestra era. La única mosca en la sopa era que el financiador de la cinta, Bob Guccione, editor de la revista Penthouse, afecto a las cadenas de oro y a andar con la camisa abierta, sentía que le faltaba algo.
Así, dos años después del estreno del filme sólo para adultos, de 115 minutos de duración, se produjo una versión “sin cortes”, al reinstalarse una hora de acción pornográfica hardcore que Guccione había filmado en secreto en 1979 y que iba desde sexo lésbico hasta incesto y bestialidad implícita, con sus “mascotas de Penthouse” como estrellas.
Versión original, un fracaso
Para los amantes de la pornografía, fue un acto de genialidad. No así para los críticos, los actores o el público de las salas de arte. La versión original “saneada” fue un fracaso rotundo, pero esta versión “no expurgada” ni siquiera llegó a la pantalla en Gran Bretaña porque la entidad encargada de calificar las cintas la prohibió, y muchos la consideraron “pornografía demente”.
Sólo ahora, tres décadas después, los censores británicos han capitulado. La edición “imperial” de Calígula en devedé mostrará las escenas explícitas, una vez que los censores resolvieron que el filme sin cortar tiene “interés histórico”.
Alex Agran, de la distribuidora Arrow Films, dijo que la reclasificación fue una sorpresa hasta para ellos. “Nos sorprendió que lo devolvieran sin cortes”, confesó. Sue Clark, de la oficina calificadora, explicó: “Debido a que Calígula es una cinta de interés histórico, sentimos que podía pasar sin cortes”.
Cuando Mirren y McDowell terminaron de filmar la cinta, en la que tuvieron papeles protagónicos, ninguno se imaginaba que ganaría fama como una de las grandes “epopeyas pornográficas” del cine. Hace cuatro años McDowell expresó su indignación por el proceso de edición y los cambios en el libreto: “Estoy orgulloso del trabajo que hice en Calígula, de eso no hay duda, pero todos esos agregados de mal gusto, la pornografía moderna que Bob le metió cuando acabamos de filmar, me pareció una escandalosa traición sin precedente. Francamente, mostró que Bob era un tipo sin clase”.
El actor afirmó que aceptó el papel por la fuerza del guión original de Vidal. “Cuando Gore me dijo que el quien financiaba era Guccione –relata–, le pregunté ‘¿qué no es un pornógrafo?’ Gore me contestó: ‘Malcolm, piensa en él como uno de los hermanos Warner. ¡Sólo es el que firma los cheques!’ Pero, claro, no era cierto.”
Mirren, en contraste, recuerda la cinta con sorprendente cariño, aunque señaló que hacerla fue como “estar en un viaje de ácido”. En una declaración la llamó “una mezcla de arte y genitales”, y añadió: “Llegaba hasta donde los ángeles no se atreven. En muchas escenas uno decía ‘cielos, no puedo creer que de veras vayamos a filmar esto’. Tuvo algo de horripilante, pero también fue maravilloso”.
La leyenda dice que Mirren se disculpó para salir a vomitar luego de ver el enorme set repleto de personas desnudas, pero también comentó que prefería la apertura de las escenas de sexo en el filme a las comedias picantes de mal gusto que se montaban en Gran Bretaña en los años 70.
Estrenada originalmente en Estados Unidos, la cinta causó revuelo. Cargada de estrellas y con un montaje teatral, estremeció al público con escenas ocasionales de decapitación y sexo explícito.
Las críticas fueron demoledoras. Nadie reparó en el virtuosismo de los actores ni en la suntuosa escenografía –el diseñador, Danilo Donati, trabajó también en la escenografía y vestuario de Satyricon, Roma y Amarcord, de Fellini–; en cambio, todos reprobaron la “horrible violencia” y las “escenas de sexo de pared a pared”, y algunos condenaron el diálogo, por considerarlo trivial. Pocos imaginaron que la participación financiera de Guccione afectaría a la película en forma tan dramática, porque ya había invertido en filmes aclamados por la crítica, como Chinatown, de Roman Polanski.
En un principio se iba a llamar Calígula, de Gore Vidal, pero el primer indicio de que no seguiría el plan del escritor fue que Guccione contrató al director italiano Tinto Brass, quien sacó a Vidal del set y cambió el enfoque de la cinta, tras de lo cual el novelista se retiró por completo del proyecto. Luego los incondicionales de Guccione corrieron a Brass de la sala de edición para transformar la acción en algo mucho más lascivo.
Años después, en una entrevista, Brass deploró lo que le hicieron al filme. Aseveró que su deseo era hacer “una epopeya sobre la orgía del poder, no sobre el poder de la orgía”. Tanto él como Vidal demandaron sin éxito que retiraran sus nombres de los créditos, y Guccione dirigió él mismo algunas escenas. Como ningún distribuidor quiso exhibir la película, el magnate rentó un teatro en la Tercera Avenida de Nueva York y la estrenó allí. Pese a la zarandeada de la crítica, se exhibió en todo Estados Unidos.
En una entrevista en Vanity Fair, décadas más tarde, Guccione declaró estar orgulloso de su creación. Después de todo, sigue siendo el devedé más popular de Penthouse, con ventas de 3 mil copias al mes en promedio desde su lanzamiento. Si bien se le puede considerar relativamente tranquila en comparación con las ofertas hardcore actuales, tiene un lugar preponderante en el salón de la fama de la pornografía: está entre los cinco primeros en la lista de los “mejores filmes para adultos” del sitio de cine IMDb, justo debajo de un clásico de culto: Garganta profunda.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya