■ Prevé que sea el Estado el que mantenga el control instransferible sobre los recursos
Reciben senadores del FAP la Iniciativa Ciudadana de Reforma Energética
■ Pemex requiere de cambios e inversiones urgentes para su fortalecimiento
■ Es necesario ampliar la refinación, terminar con la subutilización de sus plantas petroquímicas y modernizar los ductos
Ampliar la imagen Javier Jiménez Espriú, durante la entrega de la propuesta ciudadana en materia energética. El documento fue recibido por los senadores Carlos Navarrete, Dante Delgado y Ricardo Cantú Foto: Cristina Rodríguez
Una reforma energética que solamente considere modificaciones a Petróleos Mexicanos (Pemex) es insuficiente e inadecuada; sin embargo, la empresa paraestatal requiere de cambios e inversiones urgentes para su fortalecimiento, entre ellos ampliar trenes de refinación, terminar con la subutilización de sus plantas petroquímicas abandonadas, ampliar y modernizar los ductos, asumir los intereses de la deuda de Pidiregas y establecer un plan nacional de ahorro de energía.
Todo ello en un contexto de preservar la disposición constitucional de que sea el Estado quien mantenga el control intransferible sobre los recursos. Así se planteó ayer durante la entrega de la Iniciativa Ciudadana de Reforma Energética a los coordinadores parlamentarios de los partidos que integran el Frente Amplio Progresista (FAP), la cual, se dijo, no es una visión nacionalista trasnochada ni chovinista, sino asume la importancia del petróleo en el contexto geopolítico mundial.
Para tal efecto, se propuso que el financiamiento de las mencionadas acciones urgentes para fortalecer a Pemex provenga de la creación de un fondo constituido esencialmente por el superávit primario del organismo, una parte de los excedentes petroleros y una reducción de la tasa del derecho ordinario de los hidrocarburos.
La reforma debe considerar el petróleo como un recurso no renovable que no puede dilapidarse en beneficio de otras sociedades, “ni para sustituir una reforma tributaria de fondo –otra gran ausente–, de inaplazable presencia en la agenda de la República”. En este sentido, se destaca que en la iniciativa no hay un planteamiento de fondo sobre el régimen impositivo que rige a la paraestatal, pues eso, se consideró, forma parte de una profunda reforma hacendaria.
El documento fue avalado por más de un centenar de especialistas en la materia, juristas e intelectuales. El coordinador de los senadores perredistas, Carlos Navarrete, subrayó la importancia de tener una iniciativa “de tal calidad, contundencia técnica y precisión jurídica que le dan viabilidad”. Asimismo, sostuvo que el proyecto cuenta con el aval de los dos máximos líderes morales del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Andrés Manuel López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas.
La iniciativa será entregada formalmente hoy al Senado previa marcha de dirigentes perredistas, que partirán del Monumento a la Revolución a la sede de Xicoténcatl. Si bien Navarrete dijo que López Obrador y Cárdenas Solórzano estaban convocados, por la tarde el ingeniero envió un comunicado en el que señala que el documento representa el esfuerzo de muchos mexicanos comprometidos, que “nos pondrá en el camino para dar viabilidad a este sector tan importante en el desarrollo del país”.
Sin embargo, Cárdenas indicó que por considerar que la entrega de la iniciativa del Senado “es una función inherente a los legisladores de mi partido, y dado que en ningún momento establecí el compromiso de acudir, no participaré en la entrega física de esta propuesta, pero reitero mi compromiso de seguir impulsando, desde mi actividad diaria, el que ésta se conozca y reciba el apoyo de la mayoría de los mexicanos”.
Al dar lectura al documento de presentación, Rolando Cordera subrayó que la iniciativa partía de la postura unánime de que Pemex requería una transformación radical y su restitución como industria plenamente integrada. “Somos opuestos al desmembramiento de la paraestatal, a la reducción de sus áreas de actividad, a la pulverización de sus acciones, a su privatización, así sea parcial, independientemente de la forma o designación que se le quiera dar.”
Se sostiene que no se trata de un regreso al pasado, sino representa una respuesta “a una evidente actualidad global”. En este contexto, destacaron que fortalecer a la paraestatal implica dotarla de una autonomía presupuestal inserta en la Ley Federal del Presupuesto y Responsabilidad Financiera, lo cual no representa un régimen de excepción, pero sí una facultad de operar con fundamento en criterios técnicos, económicos, estratégicos, ambientales y de seguridad.
El país requiere que Petróleos Mexicanos sea una empresa fuerte, con pleno ejercicio de facultades, “sin ceder a la iniciativa privada sus áreas de exclusividad, autónomo en el manejo de sus recursos y de sus acciones, con un régimen fiscal no confiscatorio, equitativo y justo para el buen desempeño de sus funciones”.
Pemex debe ser una empresa con ductos y refinerías que sean propiedad de la nación, que no establezca “contratos discrecionales, inciertos e interpretables, ni de riesgo ni de servicios múltiples, de desempeño o incentivados sin acotamiento alguno, que son mecanismos de transferencia de la renta petrolera”. Asimismo, se plantea la reorientación de contratos “llave en mano” que favorecen a los grandes consorcios internacionales hacia los contratos cost-plus.
En consideración de quienes impulsan la iniciativa –entre ellos Carlos Monsiváis, Carlos Payán, Manuel Camacho Solís, Arnaldo Córdova, Jaime Cárdenas, Carlos Tello, Elena Poniatowska, José María Pérez Gay, Gustavo Iruegas, Ricardo Valero, Porfirio Muñoz Ledo– se destaca la importancia de que a corto plazo las inversiones se orienten a la exploración en tierra y en aguas someras y la aplicación de tecnologías de recuperación secundaria mejorada para acelerar la restauración.
Todo ello preparando la incursión, en su momento, de la exploración en el mar profundo, lo cual implicaría activar las negociaciones internacionales sobre los yacimientos transfronterizos con Estados Unidos, Cuba, Guatemala y Belice.
Navarrete Ruiz destacó que la iniciativa refleja cómo a pesar de la pluralidad existente en la izquierda mexicana, hay puntos de consenso que reflejan que la postura frente a la reforma de Petróleos Mexicanos no es solamente una oposición a la iniciativa presidencial y a la privatización de la empresa. Hay una propuesta para reformarla que defiende el petróleo como riqueza nacional, pues en la izquierda “tenemos una capacidad dialéctica de oponerse y proponer al mismo tiempo”.