Usted está aquí: domingo 24 de agosto de 2008 Espectáculos Semana de cine alemán

Carlos Bonfil/II
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Semana de cine alemán

Al cine alemán de esta década lo caracteriza una apertura mayor a temas relacionados con la historia reciente del país, y también con los asuntos polémicos de la inmigración y el racismo, en particular con la emergencia de cineastas de origen turco que ofrecen su propia mirada de la situación social germana, con sus conflictos y sus acomodos interraciales. Estos temas están presentes en un thriller de narrativa tradicional, como Chiko, de Ozgür Yildirim, que se describe la espiral de criminalidad urbana que desatan el tráfico de drogas y las bandas dirigidas por turcos y alemanes, pero también en Beautiful bitch, de Martin Theo Krieger, historia de una adolescente carterista rumana y la red de explotación a la que ella y otros jóvenes se ven sometidos para poder sobrevivir en Alemania.

Esta dinámica de difícil coexistencia de las minorías raciales y la población germana tiene, por otro lado, una expresión elocuente en Yavuz, de Sven Taddicken, uno de los tres relatos que integran la cinta colectiva Berlín, primero de mayo. Un niño de 11 años, de origen turco, manifiesta una fascinación por la violencia. Su deseo apremiante es participar en la manifestación del día de trabajo, y asistir a las tradicionales confrontaciones con las fuerzas del orden, con el fin de tomar una pistola y “matar a un policía”. El relato que describe la paulatina pérdida de la inocencia de Yavuz, el protagonista imberbe, en su confrontación con un viejo anarquista, tiene como contrapartida la historia de Uwe, episodio dirigido por Jakob Ziemnicki, que narra las desventuras de un policía que ese mismo día no consigue reponerse del abandono de su pareja sentimental y se precipita en una sucesión de desventuras que lo llevan hasta el hospital. En el tercer episodio, La excursión, dirigido por Carsten Ludwig y Jan-Christoph Glaser, dos adolescentes provincianos llegan también a Berlín para participar en lo que imaginan una excitante revuelta social, sólo para terminar con su amistad y arriesgar la vida en un enfrentamiento accidental con una banda de narcotraficantes turcos. La cinta muestra mayor dinamismo que coherencia, aunque sorprende su capacidad para reunir, sin mayores disonancias, a cuatro directores y ofrecer la crónica de una revuelta que con el paso del tiempo ha perdido la virulencia que tuviera en 1987, en el barrio de Kreuzberg, en un Berlín anterior a la caída del muro.

Esta narrativa coral, en la que los episodios se entrecruzan fortuitamente, con una lógica que los protagonistas ignoran pero que el espectador tiene siempre presente, ofrece su expresión más lograda en la mejor película de la Semana de cine alemán, A la orilla del cielo (Auf der andere Seite), del director de origen turco Fatih Akin, de quien en México se conoce su largometraje Contra la pared (Gegen die Wand), de 2004. El trabajo más reciente del talentoso Akin propone relatos cruzados, a la manera del memorable Short cuts, de Robert Altman, con un componente de evocación poética del azar, próximo a una ficción del polaco Kieszlowski (La doble vida de Verónica), para registrar en un tríptico narrativo de limpidez notable, las historias de tres padres de familia, un hijo y dos hijas, de nacionalidades alemanas y turcas, que con sus dramas sentimentales y sus coincidencias y desencuentros trágicos, ilustran las paradojas e incertidumbres de una eventual adhesión de Turquía a la Comunidad Europea. En las dos primeras partes del filme, el realizador se permite anunciar desde el título un momento dramático del desenlace (La muerte de Yeter, La muerte de Lotte), sin que por ello experimente el espectador mengua alguna en su interés, ni pierda la cinta ni claridad ni riqueza. No sólo hay solvencia narrativa, sino también un notable manejo de actores. Hanna Schygulla, estupenda en su madurez sexagenaria, ilustra a la vez el desasosiego materno y los alcances expresivos del duelo sentimental; el protagonista Nejat (Baki Davrak) resume las contradicciones de un intelectual de clase media dividido entre dos culturas, entre la modernidad y el autoritarismo patriarcal. El ciclo de cine alemán concluye hoy en la Cineteca Nacional, pero A la orilla del cielo tiene ya asegurada su distribución comercial.

 
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