La Jornada Olímpica
■ Pega duro, “como hombre”, advierte su papá
Corona su fortaleza, talento y constancia
■ Desde 2003 cosechó triunfos internacionales
Ampliar la imagen La campeona festejó con el público que presenció los combates en el gimnasio de la Universidad de Ciencia y Tecnología Foto: Ap
Ampliar la imagen Espinoza derrotó 4-1 a la británica Sarah Stevenson Foto: Reuters
Ampliar la imagen Los combates de la sinaloense mantuvieron despiertos a habitantes de La Brecha Foto: cortesía de El Debate de Guasave/Leo Espinoza
Fruto del talento, constancia, fortaleza y pundonor: así es María.
Desde sus inicios saboreó los triunfos, apoyada por su familia, que ha sido el motor de su trayectoria deportiva. Hija de Marcelino, un humilde pescador, y de Felícitas, dedicada a las labores del hogar, en La Brecha, municipio de Guasave, que ayer –y en todos sus alrededores– literalmente no durmió para atestiguar la coronación de la nueva campeona olímpica de taekwondo.
María, como le agrada que la llamen, es corpulenta y además “patona”, calza del nueve y medio, herencia de su abuela. Por eso, insisten sus padres, a manera de advertencia, pega duro, “como hombre”, a la hora del combate.
En la comunidad de La Brecha, a los 12 años caminaba alrededor de una hora para acudir a sus entrenamientos en el gimnasio; con una modesta beca estatal debió abandonar a la familia para irse a vivir al club La Loma, en San Luis Potosí, la base de concentración de selecciones juveniles.
Durante ese tiempo, hace unos ocho años, la observó el español Ireno Fargas y la mexicana Verónica Márquez, ex taekwondoísta en la generación en que brilló otra internacional ya retirada, Mónica del Real.
Cada uno emitió su opinión y coincidieron en que María del Rosario Espinoza Espinoza llegaría a ser la más grande en su disciplina; para lograrlo tendría que irse al Distrito Federal con la selección mayor, que estaba dividida por las fricciones entre Reinaldo Salazar y José Luis Onofre, este último apoyado por el coreano Dae Wan Moon, considerado el padre del taekwondo en México, a quien la sinaloense saludó de beso al bajar del tatami, tras su victoria en Pekín, cuya medalla de oro le colgó al cuello Olegario Vázquez Raña, miembro del Comité Olímpico Internacional, distanciado de los directivos del deporte nacional. El Himno Nacional se escuchó fuerte en el gimnasio en tributo a la hazaña de María.