■ El músico nacido en Frankfurt causó euforia la noche del jueves en el teatro Metropólitan
Javier Corcobado, errante entre lo fino e indelicado de su lirismo
■ Siempre intento conservar el espíritu de aprender e impregnar todo lo que hago de poesía, dijo
■ Aislarme sirvió para mirar la vida con cariño, expresó al abordar su retiro de los escenarios
Ampliar la imagen Con Corcobado la euforia alcanzó un nivel de proporciones apocalípticas, como pocas veces se ha visto en el recinto del Centro Histórico
La noche del jueves el músico/poeta Javier Corcobado ofreció en el teatro Metropólitan un memorable concierto armado con un arsenal iridiscente de lo más granado de su obra, así como con un manojo de nuevas coplas que vendrán contenidas en su próximo disco A nadie; una actuación para no olvidar, donde Javier Corcobado deambuló de la fineza a lo indelicado de su cabrona poesía musical, o sea, exactamente, su sello personal.
Como telonero estuvo el grupo San Pascualito Rey, cuyos integrantes cumplieron cabalmente lo que debe ser un grupo abridor, potente e inverosímil sonido, buenos manejos instrumentales y juegos de luces. Inclusive, por momentos la euforia del público hizo pensar que el boleto se había pagado por ellos; certeza imaginaria, pues, a pesar del buen nivel mostrado, al pisar el escenario Javier Corcobado todos los asistentes se pararon para recibirlo y la euforia alcanzó un nivel de proporciones apocalípticas, como pocas veces se ha visto en el recinto del Centro Histórico.
Antes del concierto, Javier Corcobado platicó con La Jornada, y adelantó: “El público que asista a este concierto explorará y experimentará determinadas sensaciones que no consiguen al escuchar a otros artistas, porque intentamos ser de verdad en el escenario y transmitir mucha rabia, mucha ternura, mucha fuerza e intensidad”. Y lo consiguió por mucho; además, habló de su deseo de abandonar la música, las causas que lo hicieron regresar, del papel preponderante del lenguaje en su obra y del público mexicano.
Un poco de historia
Javier Corcobado nació en Frankfurt. Su trayectoria comenzó a principios de la década de los 80 a la cabeza de “grupos de ruido” (como él los define), como Cuatrocientosveintinueve Engaños, Mar Otra Vez y Demonios tus Ojos; a su vez, colaboró con artistas como Eva Liberten y La Caída de la Casa Usher, propuestas musicales vanguardistas en la época de la movida española; a partir de 1989 inicia su carrera como solista con su disco debut, Agrio beso, y ese mismo año edita también su primer poemario Chatarra de sangre y cielo. Carrera musico-poética que ha tenido algunos momentos de parálisis, pero se ha mantenido hasta el momento.
Para comenzar, Corcobado abrió fuego al afirmar: “Casi siempre he usado el mismo lenguaje, pero de alguna manera intento aprender algo más de éste que me sirva para el concepto de canción, composición e interpretación; pero, con el afán de que se trate más de una evolución que sólo un cambio de lenguaje... en mi trabajo siempre reflexiono de manera inconsciente e intento conservar siempre el espíritu de aprender y no conformarme con lo que está hecho, sino intentar mejorarlo, y en el caso de la poesía, todo lo que hago intento impregnarlo de ella”.
Acerca de cómo ha influido el público en España y México, el músico dijo: “En ambos países siento que el público mantiene cierta lealtad, muchos que se han ido ya no están en la sala de guerra; pero es curioso ver desde el escenario ciertas caras que siguen asistiendo a los conciertos durante muchos años, lo cual me llena de orgullo y satisfacción”.
Prolongó esta respuesta, pero sobre su percepción de la música, dijo: “No puedo dar mi opinión de cómo veo el mundo musical en España y Latinoamérica, porque llevo unos seis años aislado de todo lo que ocurre en la escena musical actual... lo que sí puedo decir es que este aislamiento me ha servido para mirar dentro de mí, conseguir cierta serenidad, para generar ciertas obras y para mirar la vida con cariño”.
Al reflexionar sobre su condición creativa y la edad, Corcobado dijo: “No hay edad para lo que hago; es decir, si alguien está dentro de determinado estilo musical se le acaba el tiempo. Muchas veces he intentado dejar el mundo de la música, pero hace poco tomé la decisión de no hacerlo, porque creo en lo que hago con mi banda, y la música que creamos no tiene edad, puede permanecer perfectamente durante muchos años”.
Se le cuestionó sobre los argumentos que le sembraron la idea de abandonar la música, y respondió: “Diferentes circunstancias a lo largo del tiempo... creo que lo peor que le puede ocurrir a una persona es que se sienta inseguro de sí mismo, porque todo se va desvaneciendo alrededor... por ciertas circunstancias decidí dejar los escenarios y la grabación de discos, pero siempre volví; al cabo de un tiempo siempre he vuelto. Ya regresé y aquí me quedo hasta que el cuerpo, la mente y el espíritu aguanten”.
El próximo 29 de agosto Javier Corcobado actuará en Guadalajara, para después regresar a la ciudad de México, el 30 de agosto, al Hard Rock Live, y cerrar su mini gira el 6 de septiembre en Puebla.