Usted está aquí: viernes 22 de agosto de 2008 Opinión Penultimátum

Penultimátum

■ Por culpa del espagueti

La declaración olímpica de la semana: “La noche anterior cené una pasta muy condimentada. Eso me indispuso y no pude dar todo lo que debía”. Éder Sánchez, esperanza de México en los Juegos Olímpicos al explicar su fracaso.

¿Por qué los italianos no han podido desprenderse de Silvio Berlusconi? Porque el platillo nacional de ese país es el espagueti muy condimentado.

¿Por qué los estadunidenses no han podido ganar la que formalmente es la Tercera Guerra Mundial? Por dos razones: porque todavía no se inaugura y porque Bush, que iba a ser el jefe de las operaciones militares, vive obsesionado con el espagueti.

¿Por qué don Miguel Hidalgo y Costilla decidió regresarse del cerro de las Cruces y no tomar la ciudad de México en 1810? Por haber ingerido como cena una pasta extrañamente en buen estado en la pozolería La Virgen de los Remedios.

¿Por qué la delegación mexicana no se cubrió de medallas de oro en estos Juegos Olímpicos? Porque el día de la despedida, los estrategas de las derrotas, comandados por don Mario Vázquez Raña, Felipe El Tibio Muñoz y Carlos Hermosillo, les ofrecieron una gran comida cuyo menú estuvo compuesto principalmente de espagueti.

Sirvan estos antecedentes para entender el contexto en que Éder Sánchez y 50 más no obtuvieron el triunfo tan esperado. Él era nuestra carta magna en la competencia de los 20 kilómetros de marcha. Ocupó el sitio 15. Aclaró que no fue el calor, la humedad, la contaminación o el hostigamiento de la afición china y de Estados Unidos por el asunto Ye Gon (Coopelas o cuello) la causa de su mal desempeño. Fue por consumir pasta con salsa demasiado condimentada (¿con chile habanero?) la noche anterior a su cita con la gloria. Le causó agruras a mitad de la competencia.

Si bien otras instancias protegerán a los culpables del fracaso de nuestros deportistas, deseamos precisar que en la debacle hubo un factor clave: la delegación nacional ignoró nuestra comida por excelencia. Con excepción de los dos que tres que salvaron el honor patrio.

En cambio, un despacho de la agencia de noticias Xinhua confirmó el consumo de más de un millón de tortillas por parte de los atletas instalados en la Villa Olímpica. La agencia china comenta haber visto degustar decenas de tortillas al nadador Phelps, a la bella rusa Isinbayeva y al equipo jamaiquino de atletismo. Inclusive se les vio disfrutar de decenas de tacos de huitlacoche pocas horas antes de las competencias en que triunfaron.

A escala global, cabe una reflexión postrera: si la humanidad quiere darse un último chance, debe desterrar al espagueti, y sobre todo al muy condimentado, de la alimentación básica, de la alimentación superflua y de la alimentación a secas. Como bien dijo Éder al regresar a México, ni a John Paul Guetty le gustaba el espagueti.

 
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