■ “No queremos vivir con miedo”, señalan en marcha por las calles del pueblo
Habitantes de Creel exigen castigar a autores de la matanza del sábado 16
■ En la capital de Chihuahua investigan a 32 policías que al parecer protegieron a los sicarios
Creel, Chih., 20 de agosto. Cientos de habitantes de este pueblo serrano marcharon en silencio en demanda de justicia para las familias de las 14 personas, la mayoría jóvenes, acribilladas el sábado anterior en un salón de fiestas por un comando que presuntamente pertenece a La Línea, grupo de pistoleros al servicio del cártel de Juárez.
Durante la manifestación realizada este miércoles clamaron por que se castigue a los homicidas y a los policías que, se presume, protegieron a los sicarios durante el ataque.
El pueblo de Creel no sale del azoro por la matanza de 14 personas, entre ellas un bebé que murió en brazos de su padre, quien intentó protegerlo. Nadie olvida las escenas de horror.
“Por eso salimos a la calle. Somos rancheros, no nos gusta andar en manifestaciones, pero no vamos a permitir que las autoridades no hagan algo por acabar con la inseguridad y el miedo”, dijo una ama de casa que llegó a la marcha con sus hijos.
“Queremos paz”, “No queremos vivir con miedo”, “No queremos autoridades con miedo”, “Basta de impunidad” y “Fuera la corrupción de los policías”, expresaron los manifestantes en mantas y cartulinas que después de la marcha pegaron en las paredes del templo del pueblo, donde el sacerdote Javier Ávila ofició una misa en memoria de los caídos.
Recordaron que el sábado, cuando el comando armado llegó hasta el lugar donde se ubicaban las bodegas de Productora Forestal de la Tarahumara y disparó sus armas, no había un solo policía en varios kilómetros. Los padres acudieron a buscar a sus hijos, y algunos los hallaron muertos, los cubrieron con mantas y esperaron más de hora y media a que llegaran los agentes.
Fue el propio Javier Ávila quien dio aviso a las autoridades de la capital del estado y actuó como Ministerio Público y perito en criminalística tomando las primeras fotos de los cadáveres.
“Hablé con el secretario general de Gobierno, Sergio Granados, con la procuradora Patricia González; no podían creer lo que había pasado y menos que no hubiera un solo policía en el lugar; pero no estaban”, recuerda el sacerdote.
Lo mismo dice la gente. El sábado por la tarde la Policía Municipal y los de la Central de Inteligencia Policial (Cipol) brillaron por su ausencia. Tampoco encontraron un agente del Ministerio Público que acudiera a dar fe de las muertes.
Fue hasta cerca de las 21 horas cuando aparecieron las patrullas de la Cipol y de la Policía Ministerial Investigadora enviadas desde Cuauhtémoc y Chihuahua.
Ante la exigencia y la indignación de los pobladores de Creel, el lunes por la noche la Secretaría de Seguridad Pública estatal decidió concentrar en Chihuahua a los 32 policías adscritos a la región y someterlos a investigación.
El sábado, cuando se cumpla una semana de la matanza, los pobladores vestirán de luto y suspenderám actividades en todo Creel. El 30 de agosto se sumarán a las movilizaciones que en otras entidades del país se efectuarán contra la violencia.
Este mismo día, en la capital de Chihuahua, familiares y amigos de otros jóvenes ejecutados realizaron una protesta frente a las sedes del gobierno y de la procuraduría del estado, y demandarron al presidente Felipe Calderón y al gobernador José Reyes Baeza que pongan alto a los asesinatos.