■ Difundir el índice de reprobación descalifica a los docentes, dice el grupo Educación y Cambio
Pedagogos critican a la SEP por generar alarma con el examen
■ Se pedían referencias literales a la legislación y hacían preguntas “absurdas”, según sustentantes
Ampliar la imagen Una profesora en plena resolución del examen aplicado el lunes 11 en la Secundaria Técnica 8, en la colonia Condesa Foto: Marco Peláez
A las numerosas críticas vertidas al diseño y aplicación del concurso nacional para el ingreso al servicio docente realizado el pasado lunes, se sumó el rechazo ante los resultados divulgados por la Secretaría de Educación Pública (SEP). Informar de la reprobación de 68 por ciento de los postulantes “crea una sensación de alarma en la opinión pública, asesta un golpe publicitario negativo a los maestros, descalifica a toda la planta de educadores del país y alimenta un ambiente de frustración y desaliento especialmente entre aquellos con alto compromiso y dedicación”.
Los pedagogos agrupados en Educación y Cambio, editores también de la revista Cero en Conducta emprendieron un primer análisis del examen con la información hasta ahora disponible respecto del contenido del mismo, pues las autoridades no lo han dado a conocer y, por tanto, se desconoce su calidad.
Sin embargo, por los reportes de algunos sustentantes de la prueba, se sabe que ésta incluyó “muchas preguntas francamente absurdas” como pedir que se mencionara textualmente el contenido de algunos materiales de apoyo para el maestro –libros para el docente o ficheros de actividades didácticas– que la autoridad ha distribuido o, en otros casos, referencias exactas a la legislación educativa, incluyendo “acuerdos secretariales”.
Encontraron también algunas interrogantes con evidentes fallas en su redacción, “de tal manera que podían tener más de una respuesta correcta”.
Venta de exámenes
Además, por el antecedente de hace unos meses, cuando La Jornada denunció la venta de otros exámenes para maestros, Educación y Cambio indica que más allá de ese hecho ilegal, se conoció que tales pruebas elaboradas pretendidamente para medir el conocimiento y las “competencias” docentes eran de una evidente mala calidad, y “no hay razones para suponer que en unos cuantos meses más, la SEP haya adquirido las habilidades suficientes para mejorar la elaboración de estos materiales”.
Ello incluso porque el examen aplicado el lunes fue elaborado por la Dirección General de Evaluación, adscrita a la Unidad de Planeación y Evaluación de Políticas Educativas, instancia encargada de “las fallidas pruebas para evaluar la preparación de los maestros (factor a considerar en carrera magisterial) desde hace más de una década”.
Pero en todo caso, apuntan los analistas, lo importante es que si ocurrió como se había anunciado, la SEP debe divulgar los nombres, formación y trayectoria de aquellos “expertos” en educación anunciados como quienes se encargarían de elaborar el examen.
Exigen detalles
Por ello, urgieron, “es necesario indicar a detalle cuáles son las diferencias entre las tradicionales y cuestionadas ‘pruebas de evaluación del factor de preparación profesional’ y las utilizadas en el concurso reciente”.
El asunto no es menor, indican los especialistas de Educación y Cambio, porque se trata de instrumentos de evaluación por los cuales una persona accede o no al trabajo docente. Y por lo mismo, también, es fundamental que la comisión rectora y los organismos técnicos de la SEP expliquen cómo se calificó la prueba y cuáles fueron los criterios para considerar si un sustentante la acreditó o no y qué valor tuvo cada pregunta.
Se sabe, además, que más allá de un texto para evaluar la comprensión de lectura, la prueba no pidió a los sustentantes algún tipo de redacción para medir la capacidad de aquellos en ese campo.
De manera central, para los educadores consultados resulta muy grave que la asignación de plazas ocurra sólo a partir de la presentación del examen sin considerar que se trataría apenas de uno de los muchos elementos a considerar para saber si una persona está capacitada para estar frente a un grupo de educandos.
Saber, en suma, “si realmente domina aspectos clave de la educación: ¿qué enseñar? ¿cómo realizar el diagnóstico sobre saberes y competencias de un alumno?, ¿cómo enseñar?”
Para respaldar esa exigencia, Educación y Cambio cita la disposición de la UNESCO de 1996, según la cual “los criterios de contratación de futuros docentes no deberían depender solamente del nivel de conocimiento de los candidatos. Las cualidades personales, tales como el rigor moral, el sentido de responsabilidad y de solidaridad, la motivación, la predisposición para el trabajo en equipo y la aptitud para comunicar, son condiciones necesarias”.
Es evidente que esa gama de requisitos no se cumplieron para la actual asignación de plazas docentes por el publicitado sistema de examen.