La Jornada Olímpica
■ Los caribeños tropiezan al intentar ser reyes de los cuadriláteros
Cuba y Rusia sufren jornada negra en boxeo
■ Tercera eliminación para el representativo del país europeo
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Robert Alfonso, de Cuba, no pudo frenar los ataques del ucraniano Vyacheslav Glazkov
Foto: Ap
Pekín, 13 de agosto. Cuba y Rusia tropezaron este miércoles en su intención de alzarse con el título general del torneo de boxeo de los Juegos Olímpicos de Pekín, al sufrir los antillanos la eliminación de su primer púgil y los europeos la de un tercero.
El buque insignia caribeño, rey del cuadrilátero olímpico en las dos décadas pasadas, vio naufragar al superpesado Robert Alfonso (+91 kilos) a manos del ucraniano Vyacheslav Glazkov. Alfonso, de 21 años y debutante como todos sus compañeros en la cita de verano, cayó por 5-3.
Mientras tanto, la armada rusa perdió hoy al minimosca David Ayrapetyan y al superpesado Islam Timurziev.
Ayrapetyan, de 24 años, cayó por 11-9 frente al ucraniano Georgyi Chygayev en un combate que se tornó dramático al final, cuando intentó desesperadamente remontar la diferencia.
A su vez, Timurziev, de 25 años y medallista de bronce en el Mundial de Chicago 2007, fue noqueado por el británico David Price a los 31 segundos del segundo asalto.
Los europeos tienen clasificados a octavos de final a cinco púgiles, y en cuartos a Rakhim Chakhkiev, que logró avanzar al vencer a Ali Mazaheri por 7-3.
Cuba, en tanto, tiene en octavos de final a cuatro boxeadores, y en cuartos de final a Osmai Acosta (91) que este miércoles derrotó 11-0 al nigeriano Olanrewaju Durodola.
El cubano dedicó su victoria a Fidel Castro.
La jornada fue negativa para Venezuela, que sufrió la eliminación del minimosca Eduardo Bermúdez y el superpesado José Payares.
El chino Zou Shiming superó a Bermúdez y su triunfo, 11-2, provocó ensordecedoras exclamaciones por parte del público local, que se dio cita en el Gimnasio de los Trabajadores.
Entretanto, el superpesado colombiano Óscar Rivas avanzó a cuartos de final, tras vencer (11-5) al búlgaro Kubrat Pulev, devolviéndole la fe al equipo.