Usted está aquí: jueves 14 de agosto de 2008 Política Aumentaron 35% las importaciones de maíz amarillo durante el primer semestre del año

■ Se busca reducir la compra de sorgo, que tiene un precio elevado a escala internacional

Aumentaron 35% las importaciones de maíz amarillo durante el primer semestre del año

■ Trasnacionales insisten en que los transgénicos son la opción para mantener la soberanía alimentaria

Matilde Pérez U.

Las importaciones de maíz amarillo en el primer semestre del año se incrementaron en 35 por ciento con respecto al mismo periodo de 2007, y la tendencia es que con dicho grano se sustituyan las compras de sorgo debido a los altos precios internacionales, detalló el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).

Las importaciones de maíz amarillo, explicó, mostraron una tendencia al alza ante el alto costo de los precios del sorgo y por la eliminación de los aranceles para las importaciones del grano.

De su lado, el director de AgroBio, Fabrice Salamanca, puntualizó que deben incrementarse los rendimientos del grano, y una de las herramientas para lograrlo es el uso de la biotecnología. “Si el país apuesta a mejorar su soberanía alimentaria y no convertirse en un importador de alimentos, hay que apostar por dicha tecnología”, señaló en entrevista.

Sin embargo, aclaró que “la biotecnología no es una revolución maravillosa ni la llave mágica que resolverá los problemas del campo; es un elemento más para solucionar determinados problemas”.

Al referirse a la larga espera para que se publique el régimen especial de protección para maíz, el director de AgroBio –asociación a la que pertenecen Monsanto, Pioneer, Syngenta y Dow AgroSciences– comentó que “ha sido costosa porque llevamos 10 años de moratoria, el pago ha sido estancarse en el conocimiento, lo cual es una mala noticia para los científicos, los productores y consumidores”.

Destacó que el costo de las semillas transgénicas –10 a 12 por ciento superior a las semillas híbridas– es bastante asumible si se considera que la productividad aumenta en 30 por ciento y los costos de producción se reducen en 40 por ciento; este es el resultado del uso de dicha tecnología en 26 países, de los cuales 23 utilizan la semilla transgénica de maíz.

Aclaró que las empresas están interesadas en iniciar las siembras experimentales del maíz transgénico para analizar caso por caso, considerando las regiones. “No vamos a meter los permisos con la información que se nos ocurra, sino analizar cada uno de los casos con la autoridad para saber qué se requiere, cómo llevar a cabo las evaluaciones experimentales y los reportes finales. Lo importante es que las diferentes etapas de la experimentación se hagan correctamente y por eso decir que eso llevará más de tres años o menos es especular”.

Fabrice Salamanca insistió en la importancia de documentar bien la experiencia para tomar decisiones de política pública sobre el maíz transgénico. “No queremos tener problemas de biodiversidad, por eso buscamos que los campos experimentales estén en el norte del país, pues sabemos que las especies criollas se concentran en el centro y sur de la República”.

Ahora lo que hace falta es aplicar el marco regulatorio establecido en la Ley de Biodiversidad y su reglamento, y esperar que la autoridad defina los centros de origen del maíz para mostrar que la biotecnología ayuda a incrementar la productividad entre 8 y 30 por ciento considerando el tipo de terreno, y ayuda a elevar la competitividad de los agricultores, ya que por la disminución del uso de pesticidas, plaguicidas y agroquímicos bajan los costos de producción, indicó.

 
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