La Jornada Olímpica

■ Son pioneras en clavados al ganar presea en JO; seis varones han subido al podio

Histórico bronce de Espinosa y Ortiz; dan la primera medalla al país en Pekín

■ Voy por más, dijo la abanderada

■ Todo valió la pena por esas cinco ejecuciones: la mexiquense

Agencias

Pekín, 12 de agosto. El sueño fue de bronce. Paola Espinosa y Tatiana Ortiz dieron a México la primera medalla en Pekín, un histórico resultado para los clavados rama femenil, al ser las pioneras en escalar el podio olímpico en un deporte en el que sólo los varones habían obtenido logros desde hace 60 años.

Antes de esta presea subieron al podio Joaquín Capilla, oro, plata y dos bronces en Londres 1948, Helsinki 1952 y Melbourne 1956; Juan Botella, bronce en Roma 1960; Álvaro Gaxiola, plata en México 1968; Carlos Girón, plata en Moscú 1980; Jesús Mena, bronce en Seúl 1988 y Fernando Platas, plata en Sydney 2000.

Espinosa y Ortiz totalizaron 330.06 puntos para ocupar el tercer sitio en plataforma sincronizados. Las chinas Xin Wang y Ruolin Chen ganaron la presea áurea con 363.54, seguidas de las australianas Briony Cole y Melissa Wu, con 335.16.

“Estamos felices, realmente dichosas por esta medalla que logramos, porque hemos trabajado mucho para llegar a estos Juegos y conseguir una presea para México”, dijo Espinosa, abanderada de la delegación.

Apoyo familiar

Acompañadas por sus padres, que fueron invitados por las cadenas de televisión nacionales para ser enlazadas al término de la com- petencia en el Cubo de Agua, las clavadistas, por separado, eran el rostro de la felicidad, aunque Espinosa reflejaba serenidad, mientras Ortiz lloraba de alegría.

“Estoy en la mitad del sueño, porque todavía me falta la prueba individual de 10 metros. No me quiero deslumbrar con la medalla, porque voy por más. Todavía no me quito el oro de la mente”, refrendó Espinosa, quien al igual que Ortiz volverá a subir a la plataforma el 21 de este mes.

La bajacaliforniana comentó que “valieron la pena” los años de entrenamiento; “esta prueba fue para soltarme, es una probadita”, añadió, pero confesó que ese último clavado (5253B) era el que más fallaba “y ahora todo salió bien”, por lo que –dijo– ese resultado también es para su familia, su entrenadora, la china Ma Jin; el grupo multidisciplinario y los medios de comunicación.

Platicó que en el inicio de la competencia no les fue nada bien con los clavados obligatorios, pero sabían que en los libres, con más grados de dificultad, remontarían. Aunque tuvo poca conversación con la mexiquense y no querían ver las calificaciones, sus entrenadores chinos les pedían tranquilidad.

Ortiz, la más emocionada, señaló que “esta medalla me sabe a oro”, y aseguró que se siente afortunada por haberlo logrado en su primera participación veraniega.

“Mucha gente sabe lo que he luchado para llegar a este día; sé que muchos mexicanos lo han intentado en varias participaciones y no lo han logrado, y yo, que soy nuevita, lo conseguí”, manifestó la mexiquense, quien también dedicó su logro a su familia, amigos y a su novio, Carlos Cuadras, púgil profesional.

Con lágrimas, añadió: “No tengo palabras para describir este momento; todas las dificultades han valido la pena por esos cinco clavados de hoy. Estoy agradecida por toda esa gente en México que se desveló para vernos, nos llegaron todas sus porras y buena vibra”.

Las dos clavadistas desearon que esta medalla motive a todos sus compañeros que compiten en la cita asiática, donde se esperan más metales en otras disciplinas.