TOROS
■ Por ahorrar, el magnate se negó a cubrir el ruedo de aserrín y se ganó una multa
Agredió Rafael Herrerías, al juez Gilberto Ruiz Torres, de la Plaza México
■ La Comisión Taurina denunció el incidente ante la Procuraduría General de Justicia del DF
Ampliar la imagen La cogida, uno de los espléndidos dibujos de la rica obra taurina del maestro José Reyes Meza
Al término de la última novillada de la temporada veraniega 2008, el empresario de la Plaza México, Rafael Herrerías Olea, atacó al juez Gilberto Ruiz Torres, de acuerdo con testimonios de aficionados que presenciaron el incidente, mismo que fue corroborado por La Jornada en todos sus detalles. Por su parte, la Comisión Taurina del Distrito Federal confirmó que presentó una denuncia ante la Procuraduría General de Justicia capitalina.
Al concluir el festejo del domingo pasado, Herrerías Olea esperó al juez Ruiz Torres muy cerca de la puerta del palco de la autoridad y, en cuanto lo vio salir, lo interpeló reclamándole airadamente una decisión administrativa con la que el cacique de la fiesta brava no estaba de acuerdo. Como el agredido no cayó en la provocación y se dio media vuelta para dejarlo hablando solo, el magnate le asestó un puñetazo en la espalda.
Carlos Mendoza, ex presidente de la citada Comisión Taurina, detalló que al ver que el empresario tundía al juez, el inspector de callejón, Julio Ponte, trató de contener a Herrerías, sujetándolo por ambos brazos, pero los guaruras del magnate se le fueron encima y lo obligaron a soltarlo.
Sin inmutarse, Ruiz Torres continuó su camino hacia la calle Augusto Rodin cuando Herrerías, aún más contrariado, ordenó a sus empleados que cerraran las puertas exteriores de la plaza, medida que momentáneamente afectó también al público.
Al darse cuenta de la maniobra, Ruiz Torres pegó una carrera de 15 metros, alcanzó la calle y se encontró con Alfonso Becerril, coordinador taurino de la delegación Benito Juárez, quien acababa de pedir protección para el juez a los tripulantes de una patrulla. Y cuando Becerril solicitó a los policías que detuvieran a Herrerías, quien se acercaba enfurecido, aun gritando, el empresario insultó asimismo a los uniformados, quienes se dejaron intimidar y se abstuvieron de intervenir.
Todo comenzó tras la muerte del quinto novillo de la tarde, cuyos restos fueron retirados por el tiro de mulas bajo un fuerte chubasco. Aunque la lluvia fue breve, el ruedo quedó encharcado y los monosabios tuvieron que retirar el agua excedente y los mazacotes de lodo. A continuación, tal como lo señala el reglamento, el juez le pidió a la novillera Hilda Tenorio que, en su carácter de directora de lidia, dijera si la arena era apta para la reanudación del festejo.
Como la valiente estoqueadora michoacana respondiera que sí, el juez ordenó entonces que los monosabios recubrieran el redondel con una capa de aserrín, a lo que Herrerías se opuso para evitarse un gasto extra. Pero ante su negativa, Ruiz Torres no permitió que saliera el sexto novillo y durante algunos minutos, para mayor desconcierto del público, no pasó nada más que el tiempo.
Así, ante las insistentes presiones de los espectadores, que se limitaban a chiflar de impaciencia, Ruiz Torres autorizó que soltaran al burel, cuya lidia correspondió al francés Patrick Villebrun, quien por lo demás no hizo nada. Entonces, mientras la plaza se quedaba a oscuras y en silencio, dos reporteros se acercaron al palco de la autoridad a preguntar por qué se había tardado tanto en continuar la fiesta. Y cuando el juez les explicó el motivo y añadió que multaría a la empresa, los informadores fueron a buscar a Herrerías para pedirle una opinión al respecto.
Según se colige, esto sacó de quicio al magnate, que perdió el control y se apostó cerca del palco del juez para esperarlo y agredirlo. En los próximos días, la Comisión Taurina dará mayores informes sobre el incidente.