■ Las fuerzas rusas tomaron el control de Tsjinvali, la capital de Osetia del Sur
Georgia repliega sus tropas, anuncia un alto el fuego y pide diálogo con Rusia
■ Gori, atacada por la artillería y la aviación rusas, denuncian fuentes oficiales georgianas
Ampliar la imagen
Aspecto de la bombardeada ciudad georgiana de Gori, luego de las declaraciones de generales rusos que aseguran que su aviación sólo “neutraliza” bases militares y depósitos de municiones
Foto: Reuters
Moscú, 10 de agosto. Ante la superioridad del ejército ruso y para evitar que las hostilidades se extiendan más allá de los límites de Osetia del Sur, el gobierno de Georgia –que desató esta guerra al lanzar, la madrugada del viernes anterior, una amplia operación militar para “restablecer el orden constitucional” en la república separatista–, ordenó este domingo el repliegue de sus tropas “fuera de la zona del conflicto” y anunció un alto el fuego unilateral.
La cancillería rusa confirmó haber recibido una nota diplomática de su contraparte georgiana, que contiene esta toma de posición oficial y que también propone a Moscú “iniciar de inmediato negociaciones para poner fin a las hostilidades y establecer un cese el fuego permanente”.
Esta “señal de buena voluntad y de nuestra disposición de finalizar el enfrentamiento armado”, en palabras del secretario del Consejo de Seguridad de Georgia, Alexander Lomaya, se produjo después de que el ejército ruso tomó el control de Tsjinvali, la capital osetia severamente afectada por los bombardeos georgianos y los combates callejeros de los últimos días.
Información de última hora, sin embargo, indica que todavía se escuchaban tiroteos y estallidos de bombas de mortero en las afueras de Tsjinvali y otras localidades de Osetia del Sur, pero éstos tienen –según el general Anatoli Nogovitsyn, subjefe del Estado Mayor del ejército ruso– “carácter esporádico y se concentran en ciertos lugares”.
No se excluye que en cualquier momento pueda ocurrir algún grave incidente. Esta misma noche, aunque todo parecía indicar que los hechos sucedieron antes de que Georgia anunciara el alto el fuego, una agencia noticiosa local, citando a Igor Dygalo, asistente del comandante en jefe de la Armada de Rusia, reportó que un buque de guerra ruso hundió una lancha torpedera georgiana, que habría intentado atacarlo en el Mar Negro, cerca de las aguas territoriales de Abjazia, la otra república independentista que formalmente pertenece a Georgia.
Al mismo tiempo, no toda la información que proporcionan Moscú y Tbilisi se corresponde con la realidad y muchas veces se inscribe en la intensa guerra sicológica que, en aras de justificar sus acciones, ambos practican tanto para atribuirse imaginarios éxitos bélicos como para endilgar a la otra parte la responsabilidad de estar cometiendo todo tipo de atrocidades.
Rusia acusa a Georgia de llevar a cabo un “auténtico genocidio” en Osetia del Sur, al grado que el presidente Dimitri Medvediev dio hoy instrucciones de reunir evidencias para exigir que se instaure un Tribunal Internacional a imagen y semejanza de la corte de La Haya sobre la antigua Yugoslavia, iniciativa respaldada por Vladimir Lukin, comisionado para los derechos humanos en Rusia.
Georgia no se queda atrás y solicita la intervención de la comunidad mundial para “detener la agresión de Rusia”, la cual –afirma– sigue bombardeando objetivos civiles en su territorio, lejos de Osetia del Sur, aunque el general Nogovitsyn y otros voceros rusos aseguran que su aviación sólo “neutraliza” bases militares y depósitos de municiones, utilizados para “agredir” a los osetios. Fuentes oficiales georgianas citadas por Afp aseguraron al cierre de esta edición que la localidad de Gori era atacada “masivamente” por la artillería y la aviación rusas.
La agencia Reuters refirió en tanto que un bomba lanzada por un avión ruso estalló cerca del principal aeropuerto de la capital georgiana, Tbilisi, done cientos de personas se manifestaron contra las acciones militares rusas.
En tanto, la única certeza que existe es el sufrimiento que este conflicto bélico causa cada vez más a la población civil de ambas partes.
Resulta imposible tener una cifra precisa sobre el número de muertos, pero los rusos hablan de más de 2 mil entre los osetios y los georgianos cifran en cientos sus bajas, sin contar a los heridos y las miles de personas que se quedaron sin techo.
Ya más de 30 mil osetios –en su mayoría, mujeres, niños y ancianos–, o lo que es lo mismo, poco menos de la mitad de los habitantes de la república separatista, se vieron forzados a cruzar la frontera con Rusia en busca de refugio.