La Fiesta en Paz
■ Demonios de agosto
Demonios no son sólo los ángeles rebeldes que quisieron ser como Dios y fueron condenados al fuego eterno y al desprestigio permanente, responsabilizándolos, además, de causar el mal y la maldad.
Son también aquellas obsesiones y voces interiores que acompañan a los seres humanos hasta el último día de su existencia, ya agobiándolos, ya alcahueteando su proceder.
Este mes, los demonios taurinos han hecho su agosto, vista la cantidad de decesos de protagonistas importantes de la fiesta, si bien hay quien sostiene que en julio y agosto es cuando más puestos están los toros cuatreños que han de lidiarse en las plazas… españolas, lo que explicaría las muertes en el ruedo, aunque los demonios andan sobre todo fuera de ellas.
Así, el 1º de agosto de 1900, fallece, en Córdoba, Rafael Molina, Lagartijo, primer califa cordobés y creador de la larga cordobesa.
El día 2, pero de 1897, muere en Sevilla Fernando Gómez, El Gallo, padre de Rafael y de Gallito, cuando éste tenía apenas 2 años y 4 meses de edad.
En 1984, el 4 de ese mes, el México taurino vio azorado cómo se apagaba la llama esperanzadora de una gran figura en cierne: el lagunero Valente Arellano, que a bordo de una motocicleta chocó contra un camión sin luces.
El 10 de agosto de 1995 nacía por fin a la inmortalidad el queridísimo ídolo de los ruedos Luis Procuna, al estrellarse el avión en que volvía, acompañado de su Chelito del alma, de un festival benéfico en Nicaragua.
Cuando el futuro “poeta del toreo”, Alfonso Ramírez, Calesero, cumple 20 años, el 11 de agosto de 1934, en la plaza de Manzanares, España, cae herido el polifacético diestro Ignacio Sánchez Mejías, quien por negarse a ser operado allí falleció dos días después en Madrid.
Precisamente, el 13 de agosto, pero de 1529, se instituyeron oficialmente en la capital de la Nueva España las corridas de toros, que ya se celebraban desde hacía cinco años.
En 1996, el 16 de agosto, con unas horas de diferencia, fallecieron dos importantes protagonistas de la fiesta de toros en México, si bien con un concepto del toro y de la lidia diametralmente opuestos: el matador y ganadero Manolo Martínez y el ganadero y escritor Francisco Madrazo Solórzano.
El 18 de agosto, de 1946, cuando se despedía triunfalmente como novillero, el prometedor mexicano Eduardo Liceaga cayó herido de muerte en la plaza de San Roque, Cádiz, a unos días de que su paisano Carlos Arruza le diera la alternativa en Sevilla.
El día 19 pero de 1936 es fusilado el poeta Federico García Lorca, en Viznar, Granada, al año y medio de publicar su hermoso Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, dedicado no a la viuda de éste, sino a su amiga Encarnación López, La Argentinita, quien, por cierto, nueve años después, el 6 de agosto, es operada de un tumor en el estómago, que luego de 50 días la llevará a reunirse con sus dos amores: Ignacio y Federico.
Y el 28 de agosto de 1947 en la plaza de Linares, el mito se vuelve leyenda, y Manuel Rodríguez, Manolete es herido en la femoral al entrar a matar.
Errores médicos y de suministro de sangre acabaron con la vida de Manolete al día siguiente.