■ Poco más de 4 millones de personas, habilitadas para votar en el plebiscito revocatorio
Fortalecerá a la democracia el voto del pueblo en el referendo: Evo Morales
■ La consulta de hoy servirá para redefinir el nuevo escenario político, dice el gobernante boliviano
■ Está en juego la continuidad del mandatario, del vicepresidente de la república y de ocho prefectos
Ampliar la imagen El presidente Evo Morales saluda a la senadora y cultivadora de coca Leonilda Zurita, ayer a su llegada a Villa Tunari, en la región cocalera del Chapare, ubicada a unos 600 kilómetros de La Paz Foto: Reuters
La Paz, 9 de agosto. El voto del pueblo boliviano en el referendo de este domingo fortalecerá la democracia, pero además servirá “para redefinir el nuevo escenario político. Ese sufragio del pueblo nos permitirá, nos obligará a un rencuentro de sus autoridades, a una reconciliación del pueblo boliviano, por eso la participación de todos es importante”, aseveró hoy el presidente Evo Morales.
El mandatario boliviano, quien llamó al pueblo a hacer de la consulta una “fiesta democrática”, hizo este planteamiento en un acto en que ratificó una de las líneas de su gobierno, la creciente intervención del Estado en la economía con la creación de una nueva empresa pública nacional estratégica, Cementos de Bolivia, con financiamiento de Venezuela e Irán de 225 millones de dólares.
En el citado referendo, que convocará a las urnas a 4 millones 47 mil 683 ciudadanos, estará en juego la continuidad o revocatoria del mandato popular para el presidente, el vicepresidente y ocho de los nueve prefectos del país, excepto la prefecta de Chuquisaca, Savina Cuéllar, recientemente electa.
La Bolivia del referendo revocatorio de este domingo es una república de 10 millones de habitantes, en la cual cada día es más evidente una peligrosa polarización que ha llevado a que se abra una artificial brecha, machaconamente agrandada por algunos medios, entre el occidente andino y el oriente amazónico y llanero.
En ella hay una creciente desinstitucionalización que lleva a que, cada vez con mayor frecuencia, diferentes actores de la política nacional incumplan la ley cuando sus intereses lo requieren, siempre con el discurso de la defensa de la democracia y el estado de derecho, reclamándole al rival su desacato a la legalidad.
Ésto ha sido así, para citar sólo un par de ejemplos, tratándose de los referendos por los estatutos autonómicos realizados en Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, o de los cercos que los movimientos sociales afines al gobierno han realizado –incluso golpeando a diputadas opositoras, como constató esta corresponsal– cuando se ha considerado necesario aprobar leyes trabadas por la oposición.
Pero ha sido también en la existencia de un aparato judicial que para Rogelio Mayta, defensor de las víctimas de octubre de 2003 –cuando la represión del entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada dejó más de 60 muertos y cientos de heridos–, es “corrupto” y más que proteger los derechos de las víctimas funciona para proteger a los delincuentes, como el propio ex mandatario.
La Bolivia de la consulta de este domingo es un país en el que, según el vicepresidente Alvaro García Linera, “los cambios económicos han ido más rápido que los cambios políticos”, con estatización de empresas, restricciones a las exportaciones –para garantizar primero el abasto al mercado interno– y controles de precios.
Este país tendrá que votar este domingo, ha planteado Evo Morales, si quiere “volver al neoliberalismo privatizador o la profundización del cambio con recuperación de los recursos naturales e igualdad entre los bolivianos”, es decir, a un Estado comunitario productivo.
Por lo pronto, en la Bolivia que va a las urnas, según el análisis del diario digital Bolpress, “en términos macroeconómicos el régimen nacionalista ‘posneoliberal’ del MAS (el gobernante partido Movimiento al Socialismo) y su vilipendiado intervencionismo estatal ha cosechado más éxitos en poco más de dos años que el liberalismo económico en dos décadas”.
Menciona que durante la administración del presidente Evo Morales el producto interno bruto ha subido 4.5 por ciento al año en promedio, cuando durante el neoliberalismo, de 1985 a 2005 –según cita Bolpress al vicepresidente García Linera–, el PIB creció en promedio 3 por ciento anual y nunca pasó de 5 por ciento.
Además, el gobierno del MAS ha hecho crecer los ingresos estatales de un promedio de 300 millones a mil 500 millones de dólares anuales gracias a la “estatización” –mediante la compra de acciones– de las petroleras Chaco, Andina, Transredes, además de las refinerías de Cochabamba y Santa Cruz, la fundición de Vinto, la mina de Huanuni y la Empresa Nacional de Telecomunicaciones.
Una Bolivia de grandes desigualdades, con 60 por ciento de la población en la pobreza, que ahora va a tener que decidir si mantiene en el gobierno a Morales o lo revoca, si mantiene los gobiernos departamentales que eligió en 2005, pese a que no es constitucional la elección de prefectos.
Una ley de la república fue la que ahora dio existencia al referendo revocatorio, considerado por algunos prefectos de “ilegal y anticonstitucional” y a cuyos resultados, sin embargo, han accedido a plegarse, excepto el de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, quien sin embargo ha dicho que “aunque gane” la votación, se irá de la prefectura para construir una nueva alternativa política.