■ Feligreses de este origen, principalmente mexicanos, adquieren relevancia en su desarrollo
Los migrantes latinoamericanos, “pilar” de la Iglesia católica en Estados Unidos
■ Reconocen obispos su participación y los defienden ante las autoridades de ese país
Los migrantes latinos, principalmente mexicanos, se han convertido en uno de los pilares más fuertes de la Iglesia católica en Estados Unidos: su llegada masiva, sobre todo en los últimos 10 años, no sólo ha evitado la prolongada caída en su feligresía, sino que ahora registra, inclusive, un leve crecimiento, pese a la crisis provocada en 2002, cuando se hicieron públicas las acusaciones contra sacerdotes pederastas. El catolicismo estadunidense, alguna vez sólidamente irlandés, italiano y polaco, tiene hoy, cada vez más, un rostro latino.
Con la llegada de cuando menos 4.5 millones de mexicanos indocumentados a Estados Unidos, desde 2000, y 2 millones más de Centro, Sudamérica y el Caribe, los latinos católicos constituyen hoy 35 por ciento de los 75 millones de personas que profesan esa fe en territorio estadunidense. Este hecho los ha convertido ya en el grupo étnico más grande en la Iglesia católica del país.
Desde 1970, los latinos han representado 71 por ciento del aumento en la Iglesia católica en Estados Unidos, fundamentalmente debido a la migración. Para las próximas décadas se prevé un fuerte crecimiento de esta población, producto de esa misma migración, pero también debido a las altas tasas de natalidad, que no registran otros grupos poblacionales.
De acuerdo con las últimas proyecciones censales, para 2030 los latinoamericanos subirán de 35 a 44 por ciento de los católicos en Estados Unidos, y para mediados del siglo, ocho de cada 10 de ellos en el país serán de esa procedencia, según estadísticas del Secretariado de Asuntos Hispanos de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos. Las cifras abrigan un futuro promisorio para la Iglesia católica en ese país.
Los obispos estadunidenses y el mismo papa Benedicto XVI tienen muy claro el fenómeno. Están conscientes, todos, de que si no fuera por los migrantes, la Iglesia católica en Estados Unidos estaría sumergida en una grave crisis, no sólo producto de los escándalos sexuales de sus sacerdotes, sino por la constante pérdida de feligreses anglosajones. Ninguna otra Iglesia en ese país ha perdido más seguidores que la católica, y su estabilidad se debe a los migrantes latinoamericanos, en su mayor parte mexicanos, que han llegado de manera masiva en los últimos 10 años, según revela The Pew Forum Religion and Public Life, en su encuesta El paisaje religioso en Estados Unidos.
Para Fred Alvarez Palafox, especialista en temas religiosos, no es gratuita la férrea defensa que han asumido los obispos estadunidense en materia migratoria, condenando las políticas persecutorias y la construcción del muro fronterizo, ni tampoco los mensajes pronunciados “estratégicamente” en español por el papa Benedicto XVI en su reciente visita a ese país, a mediados de abril pasado. “Dirijo un cordial saludo a los católicos en lengua española y les manifiesto mi cercanía espiritual, en particular a los jóvenes, a los enfermos, a los ancianos y a los que pasan por dificultades o se sienten necesitados”, dijo el pontífice, quien también abogó por los derechos humanos de los migrantes.
Además, Fred Alvarez señala que la presencia latina tiene aún un mayor relieve si se considera que los latinos son apenas 14 por ciento de la población estadunidense. En pocas palabras, ellos literalmente se han convertido en una “gran bendición” para la Iglesia católica, pues los escándalos por pederastia han minado significativamente la fe en los feligreses anglosajones, principalmente los jóvenes, que no acuden a la iglesia.
Ante un nuevo panorama, la fuerza económica que desde siempre ha tenido la Iglesia católica ahora se ve acompañada por una creciente presencia de feligreses latinos, cuya influencia en la vida social y política del país más poderoso del planeta también tiende a crecer.
Pero además, hoy en día las ciudades y regiones adonde tradicionalmente habían llegado los latinos se han diversificado ampliamente. En 2000, más de una cuarta parte los latinos vivían en Los Ángeles, Nueva York, Chicago y Miami. Dos años más tarde, 9 de cada 10 vivían en las zonas metropolitanas, y la mitad de éstos lo hacían en ciudades principales. En 2008, las 10 diócesis que cuentan con las poblaciones latinas más grandes y los que concentran, consecuentemente, el mayor número de católicos latinos, son: Los Ángeles, Miami, Nueva York, Galveston-Houston, San Bernardino, Chicago, Brooklyn, Fresno, San Antonio y Orange. Sin embargo, paulatinamente, en el mismo lapso, los latinos han empezado a llegar a estados como Arkansas, Luisiana, Indiana, Carolina del Norte, Washington, Ohio y hasta Alaska, algo impensable hasta hace algunos años.