■ Desde la madrugada del viernes han fallecido unos mil 400 civiles, dicen líderes secesionistas
Georgia y Rusia, al borde de una guerra abierta; se enfrentan por tierra y aire en Osetia del Sur
Ampliar la imagen Combatientes separatistas de Osetia del Sur trasladan civiles hacia la vecina Rusia para ponerlos a salvo Foto: Ap
Moscú, 8 de agosto. Georgia y Rusia se hallaban al borde de una guerra abierta al enfrentarse hoy por tierra y aire en la región separatista pro rusa de Osetia del Sur, donde unos mil 400 civiles perdieron la vida desde la madrugada del viernes, informaron líderes independentistas.
Pero ante la decisión de Georgia de lanzar, la madrugada de este viernes, un masivo ataque para “restablecer el orden constitucional” en la separatista región, la pregunta que hoy muchos se plantean aquí es hasta qué punto Rusia está dispuesta a involucrarse en un conflicto que adquiere ya rasgos de auténtica guerra.
La respuesta no es sencilla porque se dan dos premisas que, al tiempo que resultan excluyentes entre sí, condicionan el comportamiento de Rusia frente al lamentable derramamiento de sangre, que tiene cada vez más daños colaterales, esto es, mayor número de víctimas en la población civil.
Por un lado, a diferencia de lo que hicieron Estados Unidos y sus aliados europeos respecto de Serbia en el caso de Kosovo, Rusia siempre ha considerado que Osetia del Sur, aunque de facto proclamó su independencia, forma parte de Georgia y, en ese sentido, debe respetarse la integridad territorial de esta ex república soviética del Cáucaso.
Y por el otro, para entorpecer los planes del gobierno de Mijail Saakashvili de adherir Georgia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), de forma velada Moscú estimula los ánimos independentistas en Osetia del Sur y, para complicar más las cosas, empezó a conceder indiscriminadamente la ciudadanía rusa a los habitantes de la región.
De tal modo, Osetia del Sur es territorio georgiano poblado, formalmente, por rusos o, más bien, por osetios con doble ciudadanía: entre los 70 mil habitantes, nueve de cada 10 tienen pasaporte ruso, quienes eran protegidos –hasta esta madrugada– por los 3 mil militares del contingente ruso de paz, estacionado en la zona a petición de las partes, después de su guerra fraticida de comienzos de los 90.
El Kremlin, ahora, tiene que reaccionar ante la operación militar que Georgia inició invocando los mismos argumentos que usó Rusia para “restablecer el orden constitucional” en la secesionista Chechenia y tampoco puede dejar desamparados a los miles de “rusos” (más por pasaporte que por origen) que habitan Osetia del Sur.
El presidente Dimitri Medvediev, por lo mismo, dijo a la prensa que Rusia “está en territorio de Georgia de manera completamente legal, según los compromisos internacionales que se sellaron en su momento. Rusia es y ha sido el principal garante de la paz para los pueblos del Cáucaso”.
Al mismo tiempo, tras reunirse con los miembros del Consejo de Seguridad de Rusia, Medvediev agregó: “De acuerdo con la Constitución y la legislación de Rusia, como presidente de la Federación Rusa tengo la obligación de proteger la vida y dignidad de los ciudadanos rusos, al margen de dónde se encuentren (…) No vamos a permitir que mueran impunemente nuestros compatriotas. Los culpables recibirán merecido castigo”.
Rusia tiene concentrados en la región del Cáucaso del Norte a más de 100 mil soldados, 620 tanques, cerca de 2 mil carros blindados, 875 sistemas de artillería pesada y aviones supermodernos y misiles convencionales.
Georgia puede oponer a la imponente maquinaria bélica rusa en la región sólo 35 mil soldados y 123 tanques, pero frente a las “milicias separatistas” tiene una superioridad de 20 efectivos contra cada osetio en armas.
A nadie conviene que el Cáucaso, zona de importancia estratégica para el tránsito de los hidrocarburos, acabe en llamas, por lo cual el primer ministro ruso, Vladimir Putin, aprovechó su asistencia a la inauguración de los Juegos Olímpicos en Pekín para argumentar que Georgia rompió el frágil entendimiento que había en la región y pedir a George W. Bush y otros mandatarios occidentales que se mantengan al margen.
En medio de noticias contradictorias que llegan a Moscú sobre las hostilidades, con acusaciones recíprocas y desmentidos, el Kremlin ordenó introducir esta tarde tropas y tanques adicionales en Osetia del Sur, territorio de Georgia, para reforzar su contingente de paz y proteger a la población civil, mayoritariamente “rusa”.