Por Alejandro Brito
Aunque dice no tener idea de cuánto invierte el IMSS
en la compra de condones, el director general de esa
institución, Juan Molinar Horcasitas, no duda en afirmar
que “no hay mejor gasto en prevención que el condón”.
Pero no sólo hay que distribuirlo, afirma, sino “capacitar a los
adolescentes para el ingreso a su vida sexual”.
En entrevista con Letra S, Molinar Horcasitas explica que para
lograr lo anterior, se trasladará el proyecto CARA, de educación
sexual para adolescentes rurales, al régimen ordinario de la
institución, es decir, a las áreas urbanas. Hay que capacitar a
los adolescentes “en el ejercicio de una vida sexual plena, con
sexo protegido, con sexo placentero como una parte fundamental
de su desarrollo como personas”, precisa el funcionario
que esto sería la gran contribución del seguro social para la
prevención.
Lo anterior forma parte de un compromiso adquirido por
la institución que él encabeza con organizaciones de derechohabientes
con VIH del IMSS, luego de una reunión de tres días
realizada en el balneario La Trinidad, Tlaxcala, con personal de
salud de dicho organismo. Uno de los temas tratados en esa
reunión fue el criticado tema del recurrente desabasto de medicamentos
antirretrovirales que pone en riesgo la salud de los
pacientes. Problema que, según el entrevistado, se ha mejorado
en un 99 por ciento: “hemos subido nuestro nivel de inventario
de dos meses a cuatro para que no tengamos interrupciones en
el abasto y por tanto en los tratamientos”.
En la compra total de medicamentos, el IMSS invierte entre
18 y 19 mil millones de pesos anuales, según cifras dadas por el
propio Molinar Horcasitas. De ese total, 870 millones de pesos
se destinan a la adquisición de antirretrovirales para tratar
alrededor de 20 mil pacientes con VIH, cantidad que se prevé
aumente en la medida que se incremente el número de nuevas
infecciones y de medicamentos de nueva generación cada vez
más potentes.
Utilizar la fuerza del Estado en el mercado
¿No convendría declarar al sida emergencia nacional, como
proponen algunas organizaciones civiles, para abatir los elevados
costos del tratamiento?, se le pregunta al doctor Juan
Molinar y su respuesta es negativa. Porque, según su parecer,
el resultado podría ser justamente el contrario. En ese tema hay
que ser muy cuidadosos, advierte, porque puede causar más
daño que bien: “Puede generar el incremento de los costos, la
elevación del precio de las medicinas en general y generar una
tensión enorme en la relación con todos los laboratorios en
el mundo”. Por lo mismo, a Molinar Horcasitas le resulta contradictoria
esa demanda con la exigencia de acceder a lo más
avanzado en medicamentos de última generación. “No necesariamente
es una buena solución”, acota. En contraste, él se
inclina por buscar no la solución del problema sino intentar un
haz de soluciones. “Debemos utilizar la fuerza de compra de las
instituciones del Estado mexicano. Nosotros somos el principal
comprador. Hay que hacer valer nuestro peso en el mercado,
sumarnos con el ISSSTE y con la Secretaría de Salud para tener
una mejor negociación.” ¿Y que lo ha impedido?, se le pregunta.
La falta de una coordinación política, responde. Pero ahora ya se
tiene bajo la rectoría del secretario de Salud, añade.
Una novedad, resultado de la reunión de La Trinidad, es el
haber aceptado contar con una especie de contraloría social
por parte de una organización civil, Derechohabientes Viviendo
con VIH/Sida del IMSS la cual vigilará el cumplimiento de los
acuerdos y evaluará los resultados.
Las organizaciones han contribuido a que la relación terapéutica
entre el paciente y el personal de salud cree mejores
condiciones para combatir el sida, afirma convencido Juan
Molinar Horcasitas, “porque son muy educados”, dice. “Siguen
la literatura, siguen mecanismos de información, folletería que
se distribuye, reuniones de trabajo, entonces eso hace que la
comunicación fluya y muy rápido.” En suma, concluye, “son los
mejores educadores que podemos tener en todos los sentidos.
Tenemos 20 mil educadores de primer nivel.”
Contraloría ciudadana para mejorar servicios de salud en el IMS
En Chihuahua, nuestra organización, Derechohabientes
Viviendo con VIH del IMSS (DVVIMSS), realizó un proyecto
piloto para generar unidades de salud libres de
estigma y discriminación. Ese es el nuevo ámbito de
colaboración que existe con las autoridades de esa
institución.
Una de las recomendaciones internacionales para
responder a la epidemia es la de involucrar a las personas
que viven con VIH en la planeación de las políticas
públicas y eso es lo que estamos haciendo con el
Instituto. Y uno de los componentes que acordamos
con las autoridades del IMSS, en la reunión que tuvimos
en La Trinidad hace unos días, es realizar un trabajo de
vigilancia ciudadana, de contraloría social para saber
qué está funcionando y qué no está funcionando,
para dar seguimiento a las políticas del IMSS sobre el
VIH/sida. Esta experiencia podrá ser trasladada a otras
patologías, con derechohabientes afectados por otros
padecimientos para garantizar la mejoría general de los
servicios.
Hay que entrarle a la negociación en el terreno de los
medicamentos, hay que lograr hacer compras consolidadas
para bajar costos y garantizar la continuidad del
acceso universal a los tratamientos.
Se tienen que garantizar medicamentos de calidad
que generen menos efectos secundarios, que impacten
después en gastos menos onerosos hacía la institución.
Y paralelamente generar una mejor calidad de vida a los
derechohabientes. En ese sentido nosotros le expresamos
al maestro Molinar Horcasitas el interés de tener
representación en la comisión negociadora, y poder
fungir como testigos ciudadanos como lo promueve la
Secretaría de la Función Pública.
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