■ Uno de los atractivos de la conferencia internacional sobre el sida
Sexoservidoras realizan desfile de modas en demanda de respeto
■ Las creaciones no eran de grandes diseñadores ni las lucieron top models, sino de las propias trabajadoras, quienes protagonizaron la pasarela
Ampliar la imagen Acabar con la discriminación, uno de sus propósitos Foto: Cristina Rodríguez
La pasarela estaba lista. Coloridos destellos de luz se posaban sobre el escenario, escaparate del desfile de moda para la próxima temporada. De diversas bocinas emanaban los acordes de sintetizadores, mientras el público aguardaba ansioso el inicio del espectáculo. De repente, una voz femenina interrumpió la música para decir: “Somos mujeres, no víctimas de la sociedad; tenemos nuestra propia voz, hacemos lo que queremos, es parte de nuestros derechos sexuales”.
Luego de esas palabras, el desfile comenzó. Fue en el contexto de la 17 Conferencia Internacional de VIH-Sida y las creaciones no eran de grandes diseñadores ni los lucían bellas top models: eran de propios trabajadoras y trabajadores sexuales, quienes también los presentaron. Así, como parte de la lucha contra la pandemia, fueron los protagonistas de la pasarela.
El espectáculo de la moda Daspu (que en “castellano común” quiere decir “por las putas”), realizado ayer, fue uno de los mayores atractivos de la Aldea Global de la conferencia sobre sida, que se celebra en la ciudad de México.
Al ritmo de la música
Ataviados con diseños de su propia creación y al compás de diversos ritmos, que fueron desde danzón, pasando por el mambo, y hasta la música electrónica –sin faltar, por supuesto, el Perfume de gardenias, de la Sonora Santanera, con todo y el contoneo al que incita esa rola–, trabajadoras y trabajadores sexuales de varios países lanzaron su mensaje a los espectadores: “Fortalecer la lucha contra la discriminación a sus personas (debido a su profesión), promover el sexo seguro y los derechos humanos”.
De figura alejada a las delineadas curvas o destacados músculos de las estrellas de cine o de las telenovelas de horario estelar, mujeres y hombres paseaban por el escenario orgullosos de sus cuerpos, los cuales, dijeron, “debemos disfrutar”.
Cada uno de sus pasos, de los sensuales movimientos de cadera, iban acompañados de una “ardiente” –como la llamó un espectador– selección musical del diyéi.
En sus ropas plasmaron mensajes en defensa de los derechos humanos y sobre la urgencia de detener las infecciones de transmisión sexual, como el VIH-sida.
El público, cálido, aplaudía en todo momento.
Gabriela Leite, trabajadora sexual de Brasil y una de las organizadoras del desfile, explicó que el objetivo fue crear conciencia sobre los derechos sexuales, la salud y la capacidad de decisión de los y las trabajadoras sexuales, así como de las personas seropositivas.