■ Los legisladores no representan al pueblo, porque nunca nos consultan, dice el líder insurgente
“Si existiera un gobierno que obedece, en México todo sería diferente”: Moisés
■ Impresiona a observadores internacionales el ejercicio de la autonomía en territorios zapatistas
Ampliar la imagen Juan Díaz López, integrante del comité de ex presos políticos “La Voz de Inocentes”, acompaña a la caravana de observadores Foto: Moisés Zúñiga Santiago
San Cristóbal de las Casas, Chis., 4 de agosto. “¿Qué pasaría si en México se le preguntara a todos los millones de indígenas, a todos los millones de obreros, de estudiantes, estudiantas, que ellos digan la ley que quieren?”, se preguntaba el teniente coronel insurgente Moisés en el caracol de La Garrucha al recibir a uno de los grupos que conforman la Caravana nacional e internacional de observación y solidaridad con las comunidades zapatistas.
En la construcción de la autonomía, dijo, “nuestros pueblos son los exigentes y exigentas de que se debe cumplir los principios del mandar obedeciendo. Donde dicen: si existiera un gobierno que obedece, México sería diferente”, ya que “cuando el pueblo manda, nadie lo puede destruir”.
Ahora, en distintos contingentes, los cientos de caravaneros recorren los municipios autónomos y han sostenido extensas entrevistas con las cinco juntas de buen gobierno (JBG), así como con las comisiones de salud, educación y producción de las regiones en rebeldía.
Pero más importante ha sido la visita escalonada a decenas de comunidades, unas fundadas en tierras recuperadas a los latifundistas, y otras que, siendo anteriores, sirvieron de cuna al movimiento rebelde del EZLN en las montañas de Chiapas.
Lo mismo han visitado Hermenegildo Galeana en el municipio autónomo Francisco Gómez, que Santa Rosa Copán en San Pedro de Michoacán, o las fincas recuperadas en los municipios 17 de Noviembre, Francisco Gómez o San Manuel, en un encuentro inusualmente directo con las comunidades mismas, y no sólo en centros públicos como los caracoles o las cabeceras municipales rebeldes.
De ese modo, la organización de Santa Rosa de Copán para el ejercicio de su autonomía, en la selva tojolabal, “dejó una honda impresión entre los miembros de la caravana”, señalan éstos en un testimonio.
La caravana no sólo analiza la militarización y sus efectos, los hostigamientos policiacos y paramilitares en la zona Norte y la selva Lacandona. También está conociendo cómo se vive el gobierno de los pueblos por ellos mismos. Según exponía el teniente coronel Moisés al explicar el proceso, ante el hartazgo por el incumplimento y la represión de los “malos gobiernos”, las comunidades decidieron, en 1994, “que tenemos que gobernarnos nosotros”.
Agregó: “nos organizamos en los municipios autónomos”. Ahora, dijo, “sentimos como indígenas que nuestros hermanos en otros estados de la República” viven condiciones de despojo y violencia similares a las que originaron el zapatismo. La gira de la otra campaña “nos confirmó lo que pensábamos, lo que imaginábamos antes. Que nosotros los indígenas somos los más olvidados. Pero sabemos que la libertad, la justicia y la democracia también las necesitan los que no son indígenas.
“El trabajo de los municipios autónomos se ha consolidado. Nuestros compañeros se dan cuenta que así debería ser en todo México. Donde el pueblo manda y el que está gobernando debe obedecer. Es así como trabajan nuestras compañeras y compañeros. Se han dado cuenta que sí se puede hacerlo”. Además, resaltó, “los compañeros están descubriendo cada vez más la participación de las compañeras en los distintos cargos”.
Refirió que las comunidades se preguntan: “¿Cuándo nos han consultado de las leyes que hacen? Por ejemplo, cuando Carlos Salinas de Gortari cambió del artículo 27 lo que nuestro general Emiliano Zapata logró meter en la ley constitucional, que la tierra no se vende ni se renta”, y ahora “ya se puede vender y rentar”. “¿Cuándo nos preguntaron eso? No sirven para nada esos diputados y senadores que están ahí. No representan al pueblo de México, porque nunca nos consultan”. Explicó cómo las decisiones comunitarias acá “se discuten y deciden en asambleas, y se pregunta a los pueblos”.
Para poder hablar de autonomía “hay que vivir en donde se está haciendo”. Su construcción “no ha sido fácil”, y “es variada” por las “diferentes formas de cómo trabajan” y “la situación en cada zona”. Destacó la importancia de “cuando quitamos las tierras a los terratenientes, o los latifundios”, pues “se toman así los medios de producción”. De otro modo “nada se logra; se necesita organización”, concluyó.