Usted está aquí: martes 5 de agosto de 2008 Política Comitiva del gobierno español se niega a hablar de la reforma en materia energética

■ Equipo de seguridad evita que se le hagan cuestionamientos a la vicepresidenta ibérica

Comitiva del gobierno español se niega a hablar de la reforma en materia energética

Misael Habana de los Santos (Corresponsal)

Acapulco, Gro., 4 de agosto. “No se va hablar del asunto”, fue la respuesta de uno de los integrantes de la comitiva que acompaña a la vicepresidenta del gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, después de que el corresponsal de La Jornada le preguntó si sabía que hay otras propuestas además de la iniciativa petrolera del presidente Felipe Calderón, y si conocía los resultados de la consulta ciudadana que se realizó y donde la mayoría rechazó el paln oficial.

Esto ocurrió después de que la vicepresidenta, vestida con un conjunto azul turquesa, hacía un recorrido por el viejo fuerte colonial de San Diego, ahora convertido en museo y el que había sido sede para que el gobierno español –a través de Teresa Fernández– anunciara una inversión de 35 millones de pesos para el saneamiento de la bahía.

La vicepresidenta, acompañada por dos mujeres y por el alcalde de Acapulco, Félix Salgado Macedonio, estaba en la sala del museo denominada Los primero pobladores cuando, después de una broma sobre una canoa que se encontraba en el piso y que fue festejada por los visitantes, La Jornada hizo las preguntas a la representante del gobierno español.

“Doña Teresa, sabe usted que hay...”, la pregunta la sorprendió a ella y a la comitiva. No había más respuesta que la mirada exaltada. Su equipo de seguridad, bastante numeroso, con hombres y mujeres, se fue contra el reportero que planteaba ya la segunda pregunta y que a empujones fue sacado de la sala por la puerta a la que se dirigía la comitiva rumbo al patio.

Fernando Escribano, jefe de gabinete de la vicepresidenta, iba acompañado de varios elementos de seguridad, uno de ellos que tenía en el oído el audífono y que hacía comentarios, siendo al parecer el encargado de seguridad, ya en el patio central del museo, le dijo molesto al reportero que esa era una grosería y que no se acostumbraba en España.

Fue entonces cuando se ofreció a acercar al corresponsal a quien llamó el jefe de gabinete. Dio Instrucciones a un grupo de funcionarios que rodeaban a la vicepresidenta y Fernando Escribano, y desde ese grupo vino la respuesta: “no se va hablar del asunto”.

 
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