TOROS
Nuevo triunfo del diestro de Galapagar
El paso que marca José Tomás es de lucha a muerte con los toros en corridas de postín. Lucha a muerte con los toros entre los olivos, madrugada remotas y miedo de fina arena en el ambiente que prevalece en la temporada española de corridas de toros. Terminó la feria de Sevilla para dar paso a la feria madrileña de San Isidro, siguió en Pamplona y Valencia y a final de la semana iniciará Bilbao y terminará en Zaragoza. Amén de las plazas de segunda y tercera categorías.
“Nada puede sobrecoger más al español –dice el poeta valenciano Juan Gil Abert– más estrictamente que la muerte prematura de sus ídolos; que testimonia que son de carne y hueso: el enigma de lo desaparecido. La muerte para el español –que heredamos– es una emoción para andar por casa. Si se le ofrece con espectacularidad que hace del sentimiento por lo mortal una verdadera manifestación pública por decirlo así.”
Por eso la muerte de toreros jóvenes en las astas de toros famosos Bailador, Islero,... no quedaría de ella tan alta memoria de no haber cerrado su carrera taurina, con ese grito, ese “ay” proferido por miles de bocas en torno al ruedo de Talavera, Linares. “Ninguna muerte es tan natural como la que ocurre en los ruedos a la vista de todos los que la quieran ver”.
Los espectros de esa muerte aparecen actualmente en el torero de Galapagar, José Tomás. Nuevamente tuvo un triunfo apoteósico en la plaza de Pontevedra, en la provincia de Galicia. En cada corrida va dejando atrás la alegría y la esperanza ficticia en el romance con la muerte en especial a la hora de ejecutar la suerte suprema.
En el recuerdo los versos lorquianos “en la punta de su estoque/ cinco flores deja abiertas/ la plaza al parte que la tarde/ vibraba, fuerte, violenta/ y entre el olor de la sangre/ iba el olor de la sierra... Más caliente y encarnada.