Usted está aquí: domingo 3 de agosto de 2008 Espectáculos Falleció el infatigable músico veracruzano Memo Salamanca

■ “Todavía escribo, aunque no me graben. Si no hay motivación, hay que procurarla”, decía

Falleció el infatigable músico veracruzano Memo Salamanca

■ Fue un importante director de orquesta y arreglista, además de compositor y pianista

■ Recibió innumerables reconocimientos por su destacada trayectoria artística

■ Recientemente se desempeñaba como director de la Casa Museo Agustín Lara, uno de sus grandes amigos

Ernesto Márquez

Ampliar la imagen El pasado 30 de enero, Salamanca dedicó un poema a su tierra. Para muchos, fue su despedida. En la imagen, durante una presentación en el Festival Internacional Cervantino, en 2005 El pasado 30 de enero, Salamanca dedicó un poema a su tierra. Para muchos, fue su despedida. En la imagen, durante una presentación en el Festival Internacional Cervantino, en 2005

Memo Salamanca, uno de los más importantes directores de orquesta, compositor y pianista, falleció la madrugada del sábado en la ciudad y puerto de Veracruz, a los 85 años, por complicaciones derivadas de una anemia progresiva.

Esta alteración le fue diagnosticadda hace tres años, por lo que durante todo este tiempo estuvo bajo constantes cuidados médicos. Sin embargo, su condición jamás le impidió cumplir con sus labores como director de la Casa Museo Agustín Lara, donde celebraba cada semana los miércoles bohemios, así como tampoco lo imposibilitó para tocar el piano en un hotel del puerto de Veracruz.

Para él, trabajar era una forma de obtener salud. “Todavía sigo escribiendo, aunque no me graben. Si no hay motivación, hay que procurarla”, nos decía el querido maestro en una charla reciente. “Todo es motivo de inspiración: una flor, la mirada de una mujer, las palabras de un amigo, la sonrisa de un niño... ¡uff!”, subrayaba el autor de Mi lindo Veracruz, el segundo himno jarocho después del lariano.

Guillermo Salamanca dijo en una entrevista publicada en La Jornada (21/06/07): “En música no es fácil innovar. En el arpa hay quien ha puesto unas llaves para lograr otros sonidos. Las modas nos han distraído, sobre todo esa música norteña, lo grupero, que está en todos lados. ¡Y nosotros, con cosas tan lindas! Lo grupero afecta a la música en general, sobre todo en lo que concierne al oído, a la educación, al comportamiento ético, y a los muchachos les vale. En general, los estudiantes se han hecho flojos. No critico a los medios de comunicación pero, la verdad, en la televisión pasan programas que no dejan nada bueno. El mexicano está perdiendo su idiosincrasia”.

Su último poema a Tlacotalpan

Guillermo Salamanca nació el 12 de agosto de 1924 en Tlacotalpan, Veracruz. Su carrera artística tuvo gran proyección en los años 50, en la ciudad de México, donde alternó con figuras de renombre. Fue director musical y arreglista de Celia Cruz, Benny Moré, Pérez Prado, Arturo Núñez y Rolando Lasserie, entre otros muchos, y gran amigo de Agustín Lara; se pasaba noches enteras escribiendo música o haciendo arreglos para sus dos agrupaciones, Charanga del Puerto y Combo de Memo. Justamente, mientras dirigía esta última agrupación, el pasado 30 de enero, en Tlacotalpan, le otorgaron la medalla al mérito artístico, que dicho municipio brinda a sus hijos predilectos.

Esa noche, Memo lucía jovial, rodeado de amigos y familiares. Para el acto preparó un programa al que llamó Son con Son. Dos géneros musicales con los que Memo estaba bien identificado: el son cubano y el son jarocho, y que para él tenían mucho en común.

Fue toda una experiencia escuchar los arreglos del maestro, quien para demostrar sus razones invitó al arpista Andrés Alfonso, al versador Rodrigo Gutiérrez Castellanos y a los grupos Mono Blanco y Siquisirí, lo que resultó en una experiencia inolvidable.

En el acto se encontraba su esposa Vitalia Zamudio, quien fue su cómplice en lo artístico, y en la vida le atendía amorosamente. En esa ocasión, Memo dedicó un poema a su tierra, el cual, para muchos, fue su carta de despedida.

“Mi Tlacotalpan querido,/ yo quisiera ser tan tuyo/ para que fueses tan mío/ y alumbrar con tus cocuyos/ mis ensueños que se han ido./ Caminar por tus riberas/ mirando tu caserío,/ pintado de rojas tejas,/ oyendo cantar al río/ canciones a las palmeras./ Yo quisiera regresar/ el tiempo de mi niñez,/ pero ya no puede ser,/ no se puede regresar/ el tiempo que ya se fue./ Mi Tlacotalpan querido,/ yo quisiera ser tan tuyo/ para que fueses tan mío...”

El músico fue autor de innumerables composiciones, entre las que destacan Rumbambo, Mambo número 5 y Serenata guajira. En el género de salsa fue el primero en incorporar metales como el trombón, acción que luego logró generalizar.

Como reconocimiento a su trayectoria artística, y como uno de los seguidores de otro gran músico y compositor tlacotalpeño, Agustín Lara, Guillermo Salamanca fue designado por el gobernador Fidel Herrera Beltrán director de la Casa Museo que lleva el nombre del autor de Farolito.

En vida, el músico recibió un reconocimiento el 21 de diciembre del año pasado, dentro del Festival Agustín Lara, y antes se hizo acreedor a la medalla con el mismo nombre.

El cuerpo del inolvidable maestro fue velado en la agencia fúnebre de 20 de noviembre y Bolívar. Hoy será cremado, tal como fue su voluntad, y las cenizas, esparcidas en el Papaloapan, mítico rió de las mariposas.

 
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