Usted está aquí: domingo 3 de agosto de 2008 Cultura Con Tres lindas cubanas, Gonzalo Celorio logra exorcizarse de la isla

■ Narra la transformación del país basado en la historia de su familia

Con Tres lindas cubanas, Gonzalo Celorio logra exorcizarse de la isla

Ericka Montaño Garfias

Toda novela nace de un conflicto y antes de escribir Tres lindas cubanas “yo tenía una suerte de dualidad esquizofrénica” con respecto a Cuba, señala el escritor y académico Gonzalo Celorio, quien en este nuevo libro termina de exorcizarse de la isla caribeña.

Es la historia de su familia (en parte real, en parte ficción) enlazada con su propia experiencia en los múltiples viajes que realizó a la nación caribeña. A partir de la saga familiar cuenta la transformación de Cuba y, de paso, la realidad de la literatura de ese país.

Las tres mujeres en realidad existieron: son la madre y las tías del autor, nacidas y criadas en Cuba. “Cada una de ellas adoptó posiciones completamente diferentes frente a la inminencia de la revolución cubana. No es que me interesara tanto la historia de mis tías, pero ellas de alguna manera representaban las dos voces opuestas y encontradas en las que yo me debatía.”

Ese es el conflicto a partir del cual nace el libro, pero lo cierto “es que después de poner punto final a la novela y publicarla, Cuba ya no me afecta. Cuando ahora alguien me pregunta mi opinión sobre Cuba yo le doy una recomendación bibliográfica”.

No es que después de publicar la novela ya no me interese o no ame a Cuba, precisa en entrevista con La Jornada. “Lo que sucede es que ya no hay conflicto: lo que hice fue pasarle ese conflicto al lector. La novela no resuelve el conflicto pero sí lo exorciza; el conflicto pasa del pecho del autor al del lector y por eso nosotros, los lectores, somos verdaderos masoquistas porque, ¿qué es un lector?: alguien que de manera masoquista se la pasa comprando conflictos ajenos”.

Cuba, añade, “sigue siendo para mí algo muy amado, pero ya no puedo decir mucho de Cuba después de lo que ya dije; y en ese sentido es un exorcismo: sigo amando a Cuba. Me parece que este libro es un gran testimonio de amor, porque a pesar de ser un libro crítico no deja de ser amoroso, porque creo que el amor tiene que ser crítico, si no lo es no es amor, es complacencia. Esta es una novela que no incurre, y me parece que esa es su originalidad, en ninguna de las posiciones encontradas, opuestas, que han dividido al pueblo cubano.

“No es una novela detractora de la revolución o exaltadora, porque no está escrita ni desde dentro ni desde fuera, sino desde el golfo de México, no desde La Habana o Miami; creo que esa novela no la habría podido escribir ningún cubano y esa es su gracia.”

No es fácil encajonar Tres lindas cubanas (Tusquets) en uno de los géneros literarios, es en parte novela, en parte crónica de viaje y, sobre todo, un experimento con los tiempos narrativos.

Al respecto, Gonzalo Celorio, profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, señala que su intención fue precisamente “no estar restringido a un tipo de género predeterminado para escribir lo que tenía que escribir, porque en ese momento no habría escrito lo que escribí”. Sí, tiene muchos elementos de novela, así que prefiere definirla como novela testimonial, con muchos subgéneros asumidos porque tiene la crónica de viaje, el testimonio político, la crítica literaria, el ensayo, la saga familiar, pero muchos elementos ficcionales. Así, Tres lindas cubanas no es ficción ni autobiografía.

 
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