■ Demandan organizaciones humanitarias el fin de arrestos y encarcelamientos arbitrarios
Condiciona el clérigo chiíta Moqtada Sadr su apoyo al gobierno de Irak
■ Renunciar a firmar un acuerdo de seguridad con el ejército de EU, exige el religioso a Nuri Maliki
■ Advierte a Bagdad y a Washington que sus milicianos del Ejército del Mehdi no se desmovilizarán
Ampliar la imagen Multitudinaria protesta en Hawija contra la intención de entregar la rica provincia petrolífera de Kirkuk a la región autónoma del Kurdistán Foto: Ap
Bagdad, 2 de agosto. El clérigo chiíta iraquí Moqtada Sadr ofreció hoy su apoyo político al gobierno del primer ministro Nuri Maliki si éste renuncia a firmar un acuerdo de seguridad a largo plazo con el ejército estadunidense.
Mediante un comunicado de prensa, Sadr llamó a los iraquíes a “cerrar filas para oponerse al acuerdo por medios políticos y pacíficos”, y al mismo tiempo advirtió que sus milicianos del Ejército del Mehdi no se desmovilizarán.
“El principio de resistencia es legítimo”, señaló el clérigo, quien defendió que “las armas estén exclusivamente en manos de la resistencia”, sin que éstas sean utilizadas contra la población civil.
El pacto de seguridad que el gobierno de Maliki tenía pensado alcanzar con Washington a finales de julio, para organizar la presencia de las tropas ocupantes en el país, aún no ha sido firmado a causa de fuertes críticas que recibió de varios miembros del gabinete y otros líderes políticos y sociales.
Mientras, las fuerzas de seguridad locales detuvieron al menos a 200 personas sospechosas de actividades guerrilleras en la provincia de Diyala, centro de Irak, en un operativo donde también lograron incautar gran cantidad de armamento y municiones, informó el Ministerio del Interior.
Esta política de arrestos masivos contrasta con las cifras dadas a conocer hoy por el ejército estadunidense, de que ha liberado a más de 10 mil iraquíes en lo que va del año, frente a 8 mil 900 en 2007.
Según los militares, la puesta en libertad de quienes estaban recluidos en los centros de Campo Cropper, en Bagdad, y Campo Bucca, en Basora, forma parte de un “programa de rehabilitación de prisioneros” mediante la orientación sicológica y religiosa.
En promedio, los ocupantes detienen a decenas de personas al día y liberan a 45, con 330 días de arresto, en momentos en que la violencia está en su punto más bajo desde hace cuatro años.
A pesar de ello, cerca de 21 mil personas aún se encuentran presas en los centros militares estadunidenses, entre ellos más de 300 jóvenes, 200 hombres de 60 años o más y una decena de mujeres.
La liberación incondicional y sin cargos de todos los detenidos, la mayoría sunitas, es una de las peticiones de varios sectores iraquíes para iniciar un verdadero proceso de reconciliación nacional.
Asimismo, organizaciones de derechos humanos exigen el fin de arrestos y encarcelamientos arbitrarios, pero los estadunidenses reivindican el derecho de aprehender a cualquier persona que consideren sospechosa de ser una potencial “amenaza a la seguridad.”
Los esfuerzos de las tropas ocupantes por dar una imagen de mayor dominio y aceptación en Irak se vieron opacados hoy nuevamente tras darse a conocer que dos soldados estadunidenses han sido culpados por el asesinato de un prisionero iraquí.
El teniente Michael Beehenna y el sargento Hal Warner, adscritos a la base militar de Baiji, 80 kilómetros al norte de Bagdad, habrían participado en el homicidio de Alí Mansur Mohammed, según una investigación en curso.
De acuerdo con un oficio del ejército estadunidense, ambos trataron de engañar a sus superiores al hacerles creer que Mohammed había sido puesto en libertad el 16 de mayo. Ahora, Beehena y Warner deberán enfrentar cargos de asesinato premeditado, agresión y falso testimonio, entre otros.
Por otra parte, miles de personas se manifestaron en la ciudad de Hawija, en protesta contra el proyecto de inclusión de la rica provincia petrolífera de Kirkuk en la región autónoma del Kurdistán.