A la mitad del foro
■ Los sonámbulos que dispersó la farsa
Venció la urgencia. Se impuso el corto plazo en la transición que empezó con paso firme para instaurar un sistema plural de partidos que diera acceso a la legalidad a los del guerrillerismo, los marginados a contrapelo del estado social de derecho y la Revolución fincada en el imaginario colectivo.
Ya levantaron el campamento de política lumpen donde se asentaron durante cinco meses los de la CNTE. Dejan la protesta contra la legislación vigente del ISSSTE; se van en busca de pócima que disuelva los filtros de la maestra milagrosa. El oficio político de Elba Esther Gordillo, quien, con la secretaria Josefina Vázquez Mota, instauró el sistema de exámenes para obtener plaza en el magisterio. Miguel Ángel Yunes abre el balcón. Y los sonámbulos pasan al otro lado del espejo: Vicente Fox asume el cargo de estratega en el combate imaginario entre los que dispersó la farsa. De Oaxaca era Andrés Henestrosa, autor de Los hombres que dispersó la danza. Acaban de celebrar la Guelaguetza: firme Ulises Ruiz, del PRI; Diódoro Carrasco, del PAN; Gabino Cué, del PRD, y José Murat al son de su propio tambor.
Nadie propone el futuro; quienes se ocupan de la cosa pública no ven más allá del libre mercado y emprenden la marcha de los cangrejos. Los poetas suelen ser voz que se adelanta a quienes debieran señalar el rumbo hacia adelante. Octavio Paz decía que siempre llegamos tarde al llamado de la historia. Con la democracia electoral llegó el sufragio efectivo que nos eludía. Y el poeta nos dejó en su laberinto de la soledad, espacio unidimensional en el que vagan los sonámbulos como los ciegos de Saramago. Echaron al PRI de Los Pinos y pospusieron el cambio de régimen para las calendas griegas.
Fox ha vuelto de la mano de Manuel Espino, el que hace sonar el yunque para asustar a los jóvenes turcos de Felipillo santo y ponerlos de rodillas, no para agradecer al Macabeo abajeño “habernos dado democracia y futuro” (frase de cortesanía ramplona para agradecer a su Alteza Serenísima, remplazo de la abyecta sumisión al cesarismo sexenal), sino para lanzar el grito de irracionalidad suicida: vamos a “guanajuatizar” México, clamó Germán Martínez. No faltó quien recordara el ominoso llamado del general Sánchez Taboada, presidente del CEN del PRI a la sazón, cuando convocó a “alemanizar” el país. A Miguel Alemán elevaba a los altares el poblano pastor del rebaño para la trasquila que permitiría cubrir con piel de cordero al lobo de la reacción, cuento para asustar tontos durante siete décadas.
Hoy gritan los de la alternancia informe que ahí viene el lobo, que ya merodea por Los Pinos. Ojo, el PRI gobierna 18 estados de la República, y serán más en 2009; y será mayoría o primera minoría en San Lázaro. Los fieles creyentes en la permanencia del PAN afirman que con el estratega Fox conservarán Querétaro. Los acólitos de Felipe Calderón anuncian cruzada de Pedro el Ermitaño, y el que convoca a “guanajuatizar” México habla de victorias seguras en las elecciones de diputados federales y en los seis estados que elegirán gobernador. A los potosinos les ofrecen optar entre el ex secretario del Trabajo Francisco Salazar, el correlón de Pasta de Conchos, y el senador Alejandro Zapata Perogordo, curro de la Lonja a quien le atribuyen costumbres disolutas los de la mochería en el poder.
Contra esas barajas, el PRI puede llevarse las fichas sin confrontar a los que se soñaron caciques y despertaron sin el poder. Ya trabaja en el terreno Jesús Ramírez Stabros, dirigente que fuera de la ASPA, sindicato de trabajadores de la aviación hoy en crisis terminal del ensayo multiplicador de líneas en plena concentración de empresas en la globalidad que tanto admiran los hombres que dispersó la farsa. Nuevo León es de los dueños del dinero. Hubo cambio gatopardiano y el PRI recuperó el gobierno con Natividad González Parás. Lo demás es lo de menos. Y quien lo dude vuelva la vista a Chihuahua, donde el sonorense Eduardo Bours, rico, conservador, empresario y gobernador con fierro del PRI, se une a Jesús Aguilar Padilla, mandatario de Sinaloa, y a José Reyes Baeza, de Chihuahua, en el pronunciamiento contra el convenio de coordinación fiscal que somete a las entidades a una “subordinación degradante”.
Tienen que acudir como mendicantes a la Secretaría de Hacienda, con el sombrero en la mano. Y afirma el riquillo Bours: “padecemos un régimen hacendario arbitrario, injusto, insuficiente y absolutamente centralista”. A nadie escapa que el reparto va en caballo de hacienda. En las iniciativas de reformas, debates en el Senado, la UNAM, el Politécnico Nacional creado por Juan de Dios Bátiz, con el impulso del general Lázaro Cárdenas, expertos, legisladores, dirigentes y compañeros de viaje han coincidido en qué no y a quién no ha de entregarse lo que la Constitución reserva al Estado. Falta decir con firmeza, lisa y llanamente, que sin una reforma hacendaria que impida la ordeña, la descapitalización de la empresa, y establezca un sistema de impuestos progresivos, en el que paguen más quienes más ganan, Pemex seguirá cautivo por la incapacidad del fisco de captar, al menos, lo que dejaría de aportar Petróleos Mexicanos al gasto público.
Tantas vueltas y revueltas son consecuencia de mi propia desorientación en la marcha de sonámbulos que no quieren salir del laberinto, liberarse de las fuerzas centrípetas que los han reunido después de que los dispersó la farsa de la transición, de un cambio de régimen que se redujo a cambio de titular del Poder Ejecutivo de la Unión; al 18 Brumario de Vicente Fox. En el consejo panista, en León, sentaron juntos a Manuel Espino y Carlos Medina Plascencia. Éste, en su tierra, llamó al flamante autor de bravatas y memorias prematuras: “mentiroso y cínico”. El de Durango dijo que era un cobarde quien no se atrevió a decírselo directamente. Ah, las dulzuras del maximato del hacendado cuyo caporal asusta a las criaturas, mientras inspiran el rapto de fiereza retórica de Germancito para convocar a “guanajuatizar” todo el país.
A ser como el Guanajuato del gobernador Oliva que incensario en mano auxilia a celebrar misa en el Cerro del Cubilete. Lo mismo hizo Medina Plascencia cuando su tocayo Salinas lo convirtió en interino que se quedó seis años en el gobierno. ¿Ese Guanajuato? O en el de los cursos de tortura para policías envilecidos, vejados por instructores que los obligan a atragantarse y revolcarse en orinas, mierda y vómitos. Prácticas exhibidas por la televisión nacional en prime time, en el programa estelar de Televisa, ante cuyas cámaras acuden humildemente y se someten a juicios sumarios. Salud, Joaquín López Dóriga: una información así reivindica el oficio, la obligación de informar.
Qué le vamos a hacer. Felipe Calderón viajó a Cartagena de Indias y en la Cumbre Regional sobre el Problema Mundial de las Drogas hizo recuento de logros, avatares, retos y costos de la guerra de su gobierno contra el crimen organizado. Cómo estará el infierno que el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, se condolió y comparó el costo en vidas, la sangre derramada allá y aquí.
Marcelo Ebrard y Manuel Camacho, priístas en el apogeo de Carlos Salinas, organizaron la consulta nacional del No a la privatización, para beneplácito de Andrés Manuel López Obrador, otrora del PRI, ahora del PRD y “presidente legítimo”.