■ María Antonieta Lozano también fue reconocida por ser forjadora de compositores
Rindieron homenaje al músico indígena y maestro laudero Telésforo González
■ La profesora deplora “una ausencia enorme de docentes” para la enseñanza del arte sonoro
Ampliar la imagen El constructor de instrumentos Telésforo González, con su esposa, quien es su traductora porque él no habla español. Los dos se encuentran delicados de salud Foto: Cortesía Instrumenta Verano 2008
Oaxaca., Oax., 1º de agosto. La iniciativa cultural ciudadana Instrumenta Oaxaca caminó otro trecho en la recuperación de los bienes comunes: rindió homenaje al músico indígena Telésforo González, gran constructor de guitarras, jaranas y otros instrumentos con los que se ha conformado el vasto mural sonoro oaxaqueño.
A sus 87 años de edad y salud precaria, Telésforo –“hombre místico”– recibió el homenaje en ausencia.
Se dijo que el maestro fue testigo durante décadas de los ritos previos a la consumación de su arte. “Se percató de cómo se rezaba y la gente pedía perdón al árbol en beneficio de la música. El árbol no moría porque tendría una prolongación mediante la música”.
Ignacio Toscano, ideador y conductor de Instrumenta, anunció que será gestionada más ayuda para que don Telésforo González mejore su calidad de vida, pues al igual que su esposa, quien funge como su traductora porque el laudero no habla español, está delicado de salud.
La ceremonia transcurrió en el foro principal de Instrumenta, el teatro Macedonio Alcalá, donde la ausencia por salud de Telésforo González compartió el homenaje con la maestra María Antonieta Lozano, docente de varias generaciones de compositores, quien sí estuvo presente.
En el concierto-homenaje también se ejecutaron partituras de Olivier Messiaen, Rodolfo Halffter y José Pablo Moncayo.
Impera el desprecio por las artes
La homenajeada, María Antonieta Lozano, expresó a La Jornada su preocupación por el magro panorama de la enseñanza musical en México: “persiste una ausencia enorme de docentes de música, inclusive hay quienes pretenden difundir los contenidos didácticos pero con infinidad de errores. Si el profesor de artes no es artista, no podrá comprender lo que hay detrás de las partituras y nunca podrá guiar a otra persona por los senderos de la composición”.
El problema, puntualiza la profesora, es “que existe una separación entre la enseñanza del arte y la pedagogía cabal; además de que no se imponen estudios complementarios que involucran a la sicología, la epistemología, la filosofía y la anatomía”.
Al respecto, propone “crear un instituto de la educación aplicada a la enseñanza de la música y para ello debe existir voluntad política hacia el arte, lo cual resulta difícil porque lo que impera es el desprecio hacia las artes”.