■ La desaparición del pico Bolívar, en Venezuela, es irreversible; le quedan 15 años, aseguran
Es inminente el deshielo de la cordillera andina, dicen expertos
■ Calentamiento global y variaciones naturales del clima, parte de las causas, explican científicos
■ El retroceso de los glaciares tropicales pone en riesgo la oferta de agua para consumo, alertan
Ampliar la imagen Para los alpinistas, el deshielo también significa una pérdida. En la imagen, un turista camina por el pico Bolívar, el más alto de Venezuela Foto: Reuters
Mérida, Venezuela, 1º de agosto. En unos cinco años, el glaciar en la cima del emblemático pico Bolívar, el más alto de Venezuela, quedará solamente en las postales turísticas y como un recuerdo en la memoria de algunos.
Pero no sólo las nieves perpetuas del país caribeño sufren un deterioro acelerado. El resto de la cordillera andina que recorre Sudamérica ve ceder el blanco de sus cumbres, que además es el mayor reservorio de agua dulce del planeta, luego de los polos.
“Definitivamente, los glaciares tropicales están destinados a desaparecer. Son considerados los mejores testigos de los efectos de la variación y el cambio climático en esta zona de la Tierra”, afirmó el climatólogo investigador de la Universidad de los Andes, Rigoberto Andressen.
El deshielo andino podría colocar en riesgo la oferta de agua para consumo humano, hidroenergía y agricultura en el año 2020, con mayor impacto en las ciudades de Quito, Lima y La Paz, según un estudio de la Comunidad Andina.
Pese a que algunos científicos culpan del derretimiento al avance industrial, Andressen considera que no sólo las emisiones de gases de efecto invernadero lo desatan, ya que aproximadamente entre 1910 y 1952, cuando no había tantas emanaciones, hubo una tasa mayor de descongelamiento en la zona.
Procesos similares
“Parece ser un patrón de las variaciones climáticas; algunos opinan que el calentamiento global tiene su cuota de contribución”, comentó el científico, quien afirmó que en Colombia, Ecuador y Perú se registraron procesos similares.
Venezuela es el país con menos glaciares tropicales. Estudios privados estiman que el ubicado entre los picos Humbolt y Bonpland desaparecerá en menos de 20 años.
El gobierno no posee estudios sobre la magnitud del impacto del deshielo, pero está interesado en obtener datos de investigaciones privadas para abordar el tema, admitió el director de cuencas hidrográficas del Ministerio del Ambiente venezolano, Rodolfo Roa. Por su parte, Perú concentra el mayor número de glaciares tropicales en el mundo en una cadena de 2 mil 600 kilómetros de cimas andinas.
Cumbres como Quelccaya, ubicada en Cuzco, presentan un retroceso de 60 metros anuales, lo que implica su mayor disminución en cinco mil años, según estudios científicos de la Universidad de Ohio.
Mientras, Marco Zapata, de la unidad de glaciología y recursos hídricos del Instituto Nacional de Recursos Naturales, en Perú, dijo que en 1997 hubo una reducción de 21.8 por ciento en áreas glaciares o cordilleras nevadas, con respecto de los 2 mil 41 kilómetros cuadrados que existían en 1970.
El caso de Chile no es diferente. Los glaciares que se encuentran en la zona central del país pierden en promedio un metro de altura o más por año, mientras los que se ubican al sur han cedido de tres a cuatro metros.
El glaciólogo e investigador del Centro de Estudios Científicos en Chile, Andrés Rivera, comentó que, pese a que la Patagonia es la zona más afectada por el derretimiento, aún tiene mucho hielo.
“Pero en Chile central y en el norte es donde se están observando los mayores cambios, y es donde pueden tender a desaparecer, en particular, los pequeños”, alertó. Explicó que todos los hielos que han estado evaluando experimentan “retrocesos y adelgazamientos”.
El glaciar San Rafael, de los más famosos del país, ubicado en el sur chileno, ha retrocedido unos 14 kilómetros en los pasados 130 años.
También, en los 20 años recientes, los Andes colombianos han sido golpeados tanto por el cambio climático como por la intervención del hombre, lo cual ha reducido las cumbres nevadas y afectado el ecosistema de musgos, vitales para la producción de agua.
Adaptarse al cambio
La sierra nevada de Santa Marta es la montaña al lado del mar más alta del mundo, con picos de 5 mil 700 metros. La influencia climática del desierto y el mar ha provocado un deshielo más allá de lo previsto.
Para los amantes de la naturaleza, el deshielo también significa una pérdida. Aurelio Araque, quien escala las cimas venezolanas desde los 13 años, ve con preocupación la acelerada desaparición, a la vez que alerta sobre el aumento en los riesgos para quienes quieren alcanzar las blancas cumbres.
“Hoy día tienen muchas grietas. Caminas por el glaciar y de pronto escuchas ríos que van debajo, lo que los hace más peligroso”, comentó con resignación el escalador de 35 años.
El Banco Mundial, apoyado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, lanzó un programa de adaptación al derretimiento en las cumbres andinas, al financiar proyectos pilotos en Perú, Ecuador y Bolivia que muestren cómo enfrentar las consecuencias, además de un monitoreo científico sobre la evolución de los glaciares.
Andressen calcula que la vida de la cima nevada del Bolívar podría extenderse hasta unos 15 años. Pero afirma que su desaparición es un proceso irreversible.