■ Recibe el escritor holandés más honores en Alemania y España que en su patria
El trotamundos Cees Nooteboom, candidato al Nobel, llega a 75 años
■ El universo está lleno de milagros y contradicciones, dice el autor de El desvío a Santiago
La Haya, 29 de julio. “Ya era hora”, publicó el diario holandés De Volkskrant a finales de 2003, cuando se otorgó el principal premio literario del país a Cees Nooteboom. Durante mucho tiempo este autor, quien este jueves cumple 75 años, fue ignorado en su patria.
De hecho, ese mismo periódico había opinado algunos años antes que Nooteboom “está innecesariamente hinchado” y que vende “viento por sabiduría”. Lo que no evitó que Nooteboom fuese celebrado en otros países, como Alemania o España, y que sus obras se convirtieran en éxitos, como El desvío a Santiago, ¡Mokusei! El buda tras la empalizada, Perdido en el paraíso o Rituales.
Cuando obtuvo el P.C. Hooftprijs –el máximo reconocimiento holandés a un escritor– Noote-boom ya tenía una explicación para su relación a veces difícil con el público local. “Me paso mucho tiempo viajando, eso no ayuda”.
Pero sin sus viajes la obra de este trotamundos es impensable.
Viajar es una forma de meditar
Amsterdam y su casa de veraneo en la isla española de Menorca son sus residencias fijas, pero a menudo también el inicio de una nueva “danza por el mundo”.
Las travesías de Nooteboom lo llevaron pronto por toda Europa. En 1956 informó para el diario de Amsterdam Het Parool, sobre el levantamiento en Hungría. Luego le siguieron muchos informes de viajes, aunque habría que decir más bien relatos de viajes, porque el autor es más que un simple testigo.
Una cárcel abandonada en la jungla de Surinam, la lentitud de un día sin hacer nada en la isla de Tongatapu, en el Pacífico.
Nooteboom describe las escenas con precisión, pero con un lenguaje tan cargado de fantasía que crea una atmósfera surrealista.
“En el mejor de los casos, viajar es una forma de meditar”, escribe Nooteboom, quien registra sus impresiones por escrito, a veces en esquemas. En cambio, nunca hace fotos, eso lo deja a su mujer, Simone Sassen, fotógrafa.
Para Cees Nooteboom, candidato al Nobel, el mundo está lleno “de milagros y contradicciones”.
Al contrario que una globalización homogeneizante, él ve en lo extraño lo extraordinario, único y personal: “Al revés de lo que se dice siempre, el mundo sigue siendo enormemente grande para aquel que se va de viaje consigo mismo”.