Usted está aquí: miércoles 30 de julio de 2008 Política Astillero

Astillero

Julio Hernández López
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■ Destapados

■ Peña, triple A

■ Caballada según Lupe

■ Ruth, La Equívoca

Ampliar la imagen COMIDA EN POLANCO. Elba Esther Gordillo, presidenta vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, comió ayer en un restaurante del hotel Presidente Intercontinental con Francisco Yáñez Herrera, director general de la Lotería Nacional COMIDA EN POLANCO. Elba Esther Gordillo, presidenta vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, comió ayer en un restaurante del hotel Presidente Intercontinental con Francisco Yáñez Herrera, director general de la Lotería Nacional Foto: Jesús Villaseca

El gobernador Enrique Peña Nieto hizo saber a los mexicanos que hacen mal los políticos que aceptan tener aspiraciones presidenciales cuando en realidad deberían “preocuparse por el presente”. Dueño de una gran autoridad en la materia, congruente, el figurín que despilfarra el dinero del estado de México en promover sus aspiraciones presidenciales, sobre todo en caros espacios electrónicos, asentó que “este tipo de futurismo no favorece al clima político del país”. Tramposo usuario de lagunas legales que le permiten hacer pasar como “notas informativas” en noticieros televisivos lo que en realidad son espots promotores de su interés por el 2012, el heredero de las gloriosas artes políticas y económicas de Arturo Montiel se conduele de que Marcelo Ebrard haya asomado abiertamente la cabeza en el balcón sucesorio: “los que tenemos una responsabilidad pública también tenemos un compromiso y una obligación, que es la que tenemos que atender”.

Peña Nieto sólo ha cumplido hasta ahora con la responsabilidad, el compromiso y la obligación de mantener en su estado la impunidad y la voracidad del grupo político al que pertenece (mientras Montiel sufre la desdicha de perder parte del patrimonio saqueado luego que su franco amor inmobiliario le dejó apenas un poco después de que el ingenuo Arturo careciera de fuente oficial de compras terrenas) y de utilizar los recursos públicos y la estructura de gobierno para colocar onerosamente su estampa en el escaparate nacional, siempre, con inocultable obsesión, por encima de todo, con la vista puesta en el momento en que Felipe Calderón deba ser relevado (eso sucederá hasta 2012, aunque muestras y evidencias actuales sugerirían que ese proceso de abandono e ineficacia se ha adelantado escandalosamente). El prematuro y descobijado Ebrard, por su parte, ensayó una incómoda forma de elusión, expresando respetos a Peña Nieto y tratando de precisar que, en realidad, bueno, vamos, él, en realidad, “no se ha lanzado” como aspirante presidencial sino que, “simple y llanamente, mi posición es pública, soy honesto y no me gusta mentirle a mi gente”. Lo simple y llano es que, en aras de cambiar de objetivo a los canales de opinión pública, entonces centrados en las Noticias Divinas (que aún no terminan y que tienen, entre otros, el ingrediente delicado de los malos expedientes judiciales armados para encarcelar a quien fuera y se pudiera, para así dar apariencia de que se estaba procurando justicia; expedientes y armado en riesgo cierto de caer), el joven Marcelo se lanzó por sí mismo como precandidato y se abrió un flanco de debilidad que será largamente explotado por sus adversarios internos y externos.

Los adelantadísimos aires sucesorios llegaron también a la sustituta fábrica perredista de ocurrencias, la anaranjada Casa Acuesta, especialista en tender camas y acolchonar deseos privatizados. Así, convertido en épico anunciante de candidaturas oficiales, el provisional Guadalupe Novo Izquierdo expidió certificados de autenticidad contendiente al por sí mismo destapado Marcelo; al que desde hace largo rato lucha porque lo den por electoralmente vivo, Andrés Manuel, y a cuatro nuevas cartas a contentillo del autodesignado infiel de la balanza: el Lazarillo michoacano guiado por su padre que antes no veía riesgos privatizadores petroleros y ahora hasta iniciativas para beneficio escenográfico redacta con sus aliados chuchos; el caballerango de la familia cárdena, actualmente encargado del Palacio de Gobierno de Morelia, de apellido Godoy al que las pérfidas lenguas tarascas cambian el agringado “go” por un acomedido “las”, quien conforme a la hoja de servicios siempre estaría dispuesto a declinar en favor del hijo del jefe; el guanajuatizado Carlos Navarrete, a quien se le pretende dar un primerísimo nivel, y la gobernadora de Zacatecas, Amalia García, que en su condición de mujer y en función de los resultados que tenga en el ejercicio del poder intentaría romper el club negro y amarillo de los Tobis de la izquierda electoral.

Las ansias futuristas también alcanzaron los nichos de piernas políticamente tocables de San Lázaro. Tal es el caso de Ruth, La Equívoca, pues la diputada Zavaleta ha confirmado que podría ser candidata a gobernadora de Guerrero por el panismo disfrazado de perredismo que en la entidad encabeza Zeferino Torreblanca. En Chilpancingo dijo a reporteros (acusando de parecer guerrilleros a los que a su juicio le preguntaban sin comedimiento) que el gobernador le pidió ser secretaria de Desarrollo Social porque la necesita, porque quiere su ayuda. Ella lo pensará, dijo, pero sobre todo atenderá lo que decida su grupo, Nueva Izquierda. La polémica declarante nació en Tepecoacuilco, Guerrero, a cuyos habitantes llaman los “equívocos” porque apresaron y entregaron a los realistas a José María Morelos y Pavón y luego, ante la mancha histórica, alegaron que se habían equivocado. Actualmente, la cuna de los equívocos es conocida como Paso Morelos y allí se ubica (¡ah, vaya que la realidad supera a la ficción!) la caseta de pago más cara de la autopista del Sol.

Astillas

Tan metido ha andado el tecleador en aguas profundas (que el petróleo, que la Patria, por ejemplo) que ha descuidado penosamente tesoritos gramaticales como los amablemente mencionados por Elías D. González, al señalar que en anterior entrega, al hablar sobre nombres indígenas aceptados por autoridades del registro civil con su grafía original, se dijo aquí que alguno de ellos llevaba apóstrofe, cuando lo correcto es apóstrofo, pues lo primero significa una específica forma vehemente de hablar y, lo segundo, un signo ortográfico que elide (suprime) una vocal. Gracias por la corrección... Y, mientras Calderón negocia con Bush, vaya a ser como vaya a ser el resultado del proceso relativo a lo petrolero, ¡hasta mañana, con el primer tribunazo (tan temido), que ha llegado no a zonas legislativas sísmicas de la capital del país sino a tierras neoleonesas!

 
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