Expresión en Corto/ Presencia de India
El festival de cine Expresión en Corto, que concluye hoy en la ciudad de Guanajuato, tuvo como país invitado a India, cuya producción fílmica es la más vasta del mundo (un promedio de casi mil películas producidas al año, un mercado nacional de más de 100 millones de espectadores y una variedad lingüística que cubre 30 idiomas y dialectos). A los países occidentales y a los circuitos más renombrados de festivales internacionales de cine llega sólo una porción mínima de esta producción, y sobresalen apenas unos cuantos nombres de autores consagrados, así como un número mucho mayor de productos de ese cine comercial conocido como Bollywood, por su exuberancia de canciones, estrellas locales y situaciones melodramáticas llevadas al exceso.
Con adeptos en todo el mundo, Bollywood goza de prestigio por su atractivo pintoresco, aun cuando la duración excesiva de algunas de sus producciones pone a prueba la paciencia de los espectadores. Más que un producto de exportación, dicho cine es una industria de consumo local masivo, apreciable por la atmósfera festiva que recrea en las salas de exhibición, donde los espectadores asisten de pie, bailan y celebran de modo muy directo las situaciones delirantes que proponen los argumentistas. A pesar de que Bollywood tiene una fuerte presencia en países asiáticos y de Medio Oriente, en Occidente es un cine interactivo de exportación azarosa.
Lo que de forma novedosa propuso Expresión en Corto en San Miguel de Allende y en Guanajuato fue una incursión al cine independiente indio y a sus temáticas. No sólo la revisión de cintas escogidas de realizadores consagrados –Satyajit Ray, Mira Nair, Deepa Mehta y Shyam Benegal–, sino la presencia cada vez más importante de talentos nuevos que en cortos y documentales ofrecen un panorama de la evolución de las costumbres y de los cambios sociales en India.
Los trabajos de directores jóvenes, exhibidos en funciones de medianoche en los túneles de Guanajuato –sección Locura de la Media Noche–, o aquellos que lograron por un momento distraer la atención que el grueso de espectadores dedicaba a un programa nutrido de producciones de 69 países, tuvieron como característica central abordar temas hasta hace poco considerados tabú en India: el cuestionamiento del poder patriarcal y de la rigidez religiosa, las reivindicaciones de género, la diversidad sexual y la lucha contra el sida.
A unos días del inicio en México de la Conferencia Mundial del Sida (del 2 al 8 de agosto), cabe destacar el interesante panorama que propone, por ejemplo, el AIDS JaaGo Project, iniciativa fílmica auspiciada por Mirabai Films y la Fundación Bill and Melinda Gates, que reúne a cuatro directores (entre ellos Mira Nair) para fomentar en India acciones de prevención contra la pandemia del VIH/sida. Sorprende la madurez de las propuestas –cortometrajes de 15 minutos– que integran cuatro visiones del prejuicio e intolerancia social que genera la pandemia, pero también los ejemplos de la desinformación y la deficiente atención médica, responsables del avance de la infección. Entre los trabajos sobresale el corto Hermanos de sangre, del joven Vishal Bhardwaj, situación de enredos dramáticos que, a partir de una confusión de identidades en una clínica médica, presenta el colapso moral de un joven que se cree infectado y que al descubrir que un homónimo suyo es en realidad la persona seropositiva decide buscarlo para darle la noticia que transformará la vida de ambos. Migración, de Mira Nair, recurre también a situaciones de enredos para mostrar el modo en que una joven esposa y su hijo son infectados en una zona rural por un obrero que en las grandes urbes siempre se sintió a salvo de una epidemia de homosexuales. Positivo, de Farhan Katar, y Prarambha, de Santosh Sivan, abordan de modo más didáctico la espiral de transmisión del virus en situaciones familiares que involucran, en primer plano, a un niño.
El cine independiente indio combina relatos festivos de la tradición Bollywood con protagonistas gays y transexuales (The pink mirror/ Gulabi Aaina, de Sridhar Rangayan), testimonios de desobediencia civil y activismo político (Many people, many desires, de T Jayashree) en abiertos cuestionamientos del conservadurismo moral. Que esto se produzca con entusiasmo en la periferia de una industria fílmica tradicional y se exhiba con éxito en México, es sólo muestra de un saludable cambio de mentalidades.