Desde Otras Ciudades
La Torre Eiffel se moderniza
Ampliar la imagen La majestuosa estructura de hierro, orgullo parisino Foto: tomada de Internet
París. La llamada Señorita de Hierro es el segundo lugar más visitado de Francia con 7 millones de personas por año, después del Centro Cultural Georges Pompidou que recibe 11 millones (mientras que la catedral de Notre Dame se queda a la mitad de este último en número de visitantes)
La modernización de la famosa torre tomará siete años y costará 170 millones de euros, conservando la tecnología original, pero mejorando la capacidad de sus servicios y reduciendo las facturas millonarias de electricidad y de agua, así como el tonelaje de basura dejado por los turistas.
Los ascensores, que recorren al año el equivalente de dos y media veces la circunferencia de la Tierra, y especialmente los que suben y bajan desde 1889 por las patas este y oeste, serán modernizados en su funcionamiento sin perder su venerable pátina, pero si las filas para subir en ellos, que actualmente pueden durar de una a dos horas, éstas serán abolidas por el sistema de preventa de boletos por Internet con horario obligatorio. Lo que impedirá visitarla a turistas cuya cultura sea la de la improvisación.
Pero la idea de la Sociedad de Explotación de la Torre Eiffel es atraer también a los parisinos, que sólo representan 2 por ciento de los visitantes, así como incrementar el gasto por persona, que actualmente es de 100 pesos por la entrada y 60 pesos más, en promedio, por otros consumos.
Para lograrlo, los restaurantes bajarán sus tarifas (y probablemente la calidad); por ejemplo, un nuevo Bar de champaña en el vertiginoso tercer piso ofrecerá un vaso en 160 pesos, al cambio actual, para quienes deseen vivir el más romántico atardecer sobre la Ciudad Lux. Mientras que el restaurante de comida rápida, la terraza de verano, nuevas y más tiendas de souvenirs, comodidades para incapacitados y visitas guiadas para niños, intentarán atraer no sólo a los turistas, sino también a un público que nace, vive y muere en París sin haber conocido nunca desde adentro ni desde arriba la más bella estructura de hierro del mundo.
Según cálculos de arquitectos mexicanos, residentes otrora en París, nuestra masiva Catedral Metropolitana cabe, con todo y su sagrario, entre sus cuatro afamadas patas, vecinas del río Sena.
Yuriria Iturriaga