■ Recuerdan el asalto al cuartel Moncada, el primer hecho de armas de la revolución
Advierte el presidente Raúl Castro que se avecina una época de austeridad en Cuba
■ “No aspiramos a la unanimidad, que suele ser ficticia”, afirma el mandatario durante los festejos
Ampliar la imagen Estudiantes cubanos recrean el ataque rebelde al cuartel Moncada, símbolo militar de la dictadura, ayer en Santiago de Cuba durante los actos oficiales que recuerdan el comienzo de la revolución encabezada por Fidel Castro, que derrocó a Fulgencio Batista el primero de enero de 1959 Foto: Ap
La Habana, 26 de julio. En la celebración política más importante del año en Cuba, el presidente Raúl Castro dijo hoy que no aspira “a la unanimidad, que suele ser ficticia”, y confirmó el pronóstico de que se avecina una época de austeridad, que el país enfrentará con recursos limitados.
El mandatario dirigió el habitual mensaje a la nación en la fecha que recuerda el asalto al cuartel Moncada, el primer hecho de armas de la revolución que triunfó en 1959 y que en esta ocasión se celebró en el mismo edificio que fue uno de los bastiones militares de la época, en la oriental ciudad de Santiago de Cuba.
Raúl citó repetidamente en su discurso a su hermano mayor, Fidel Castro, cuyo retrato gigante presidió la ceremonia.
Hace dos años Fidel apareció por última vez en público, poco antes de ser intervenido de urgencia por una enfermedad intestinal que lo obligó a abandonar algunos de sus cargos, pero no su presencia política, que mantiene a través de sus artículos en la prensa.
Raúl Castro evitó entrar en detalles al evocar la unanimidad, una fórmula invariable, por ejemplo, en las sesiones del Parlamento cubano y en los congresos del Partido Comunista. Pero su escueta frase fue suficientemente clara como para ilustrar su escepticismo sobre esa característica del sistema de este país.
El presidente cubano culminó así una parte de su discurso en que hablaba de debates internos. Primero examinando la crisis económica internacional y sus “inevitables consecuencias” en el país, dijo que “la mayoría de nuestro pueblo ha demostrado poseer conocimientos y madurez suficientes para comprender estas realidades, que resultan sencillamente insoslayables”.
Pero apuntó que “otras personas, en cambio, pretenden cerrar obstinadamente los ojos ante los problemas del mundo”.
Dijo que las autoridades deberían explicar oportunamente la situación: “Hay que acostumbrarse no sólo a recibir buenas noticias”.
Luego indicó que “algunas opiniones” recogidas sobre un anteproyecto de ley que prevé retrasar la jubilación en cinco años, para llevarla a los 65 años para los hombres y a 60 para las mujeres, “demuestran que es necesario continuar informando sobre este asunto de importancia estratégica”.
Tampoco facilitó precisiones, pero citó “dudas” sobre esa norma, que llegará al Parlamento para su aprobación en diciembre.
“Todos serán escuchados con atención”, dijo Castro, “coincidan o no con la opinión de la mayoría, tal como se ha venido haciendo con los planteamientos derivados del proceso de reflexión sobre el discurso del pasado 26 de julio”.
Con esa última parte se refirió a una ronda de discusiones que tomaron como punto de partida el mensaje del mismo Raúl hace un año, y que derivaron en miles de foros populares en barrios y centros laborales sobre un amplio listado de problemas ordinarios.
“No aspiramos a la unanimidad, que suele ser ficticia”, dijo Castro a continuación, “en éste o en cualquier otro tema”.
En la misma línea, el mandatario ratificó su estilo de propiciar discusiones, “sin preocuparnos por quienes en el interior, en el exterior, intentan sacar partido de esos debates”.
El mandatario confirmó el pronóstico oficial de que se impondrá una época de austeridad en el país. “Por muy grandes que sean nuestros deseos de resolver cada problema, no podemos gastar más de lo que tenemos y para sacarle el máximo provecho es imprescindible ahorrar de todo, en primer lugar combustible”.