Economist Intelligence Unit
América latina
El fantasma de la inflación
Ampliar la imagen Los altos precios de los alimentos ponen en apuros a diversas economías de América Latina Foto: Ap
Hasta ahora, a diferencia del mundo desarrollado, América Latina apenas si ha sido afectada por la crisis crediticia. Muchas de sus economías aún crecen con velocidad, ayudadas por la demanda de sus exportaciones de productos básicos. Pero el auge de las materias primas ha comenzado a tener un efecto menos deseable: los altos precios de alimentos y combustibles impulsan la inflación en toda la región. Ésta es una prueba de credibilidad para la flamante estabilidad económica de América Latina y para sus bancos centrales. Algunos de los más importantes han respondido con mayor firmeza que sus homólogos asiáticos.
De acuerdo con el FMI, la tasa de inflación promedio regional subió a 7.5% en abril, de 5.2% un año antes. Ésta es una subestimación, ya que la cifra de inflación oficial de Argentina de 9.1% es tal vez menor a la mitad de la tasa real. Y oculta también una separación. Más o menos a fines de la década, varios de los países más grandes adoptaron tipos de cambio flotantes y objetivos inflacionarios administrados por bancos centrales más o menos independientes. Otro grupo de países –como Argentina y Venezuela– ha dado mayor prioridad al crecimiento que a la estabilidad de precios. Pero incluso entre los del primer grupo, la inflación ha ido a la alza. En respuesta, los bancos centrales de Chile, Colombia, México y Perú incrementaron las tasas de interés el año pasado. Aun así, han fallado en sus objetivos inflacionarios, en muchos casos, por primera vez (ver gráfica inferior derecha).
Ante los gritos de protesta, el Banco Central de Brasil interrumpió tres años de flexibilidad monetaria en octubre pasado. Desde entonces ha subido las tasas en un punto porcentual. Aun así, la inflación se está acercando al límite superior del objetivo de más o menos 2 puntos porcentuales a partir de 4.5%. Dos cosas que contribuyeron a contener el alza de precios en Brasil durante los años recientes –mercancías baratas del resto del mundo y una divisa fuerte– se han desvanecido, señala Marcelo Carvalho, del banco de inversión Morgan Stanley.
Pero el brasileño común se alarma ante el alza de la canasta básica de alimentos de hasta 50% en algunas partes del país, de acuerdo con DIEESE, un organismo de investigación vinculado con los sindicatos
La economía brasileña, junto con la de Perú y Colombia, se ha expandido a una velocidad más rápida que su potencial. Sin embargo, la inflación subyacente (sin considerar alimentos y combustible) ha tenido una mejoría tanto en Chile como en México a pesar del lento crecimiento, señala Alfredo Thorne, economista en jefe para América Latina de JPMorgan Chase.
El Banco de México trata de seguir un camino delicado: subió las tasas, pero afirma que su meta es retroceder la inflación hasta su objetivo hacia finales de año próximo. Y ya que el siguiente año se realizarán importantes elecciones legislativas, el gobierno ha intervenido para congelar los precios de algunos productos básicos. No obstante, este mes elevó el precio de la gasolina.
Alguna vez se consideró que Chile tenía la economía mejor administrada de América Latina. Su fama ha sufrido un fuerte golpe. La tasa de inflación ha crecido durante más de un año, y llegó a 9.5% en junio. Pero la economía se expandió sólo 3% en la primera mitad de este año, el índice más bajo desde 2002.
No obstante, algunos economistas consideran que el banco central de Chile ha empeorado las cosas al zigzaguear entre las inquietudes por el crecimiento y la inflación. A principios de este año trató de detener la valorización del peso porque existía la preocupación de que esto refrenaba las exportaciones. Luego, en junio, elevó su tasa de referencia en medio punto porcentual, y es probable que lo haga de nuevo este mes.
Considerando lo complicado que resulta controlar la inflación, las autoridades de los bancos centrales deberían haber elevado antes las tasas. Pero los funcionarios de Hacienda también podrían hacer más. El gasto fiscal en América Latina es muy cíclico, señala Santiago Levy, vicepresidente de sectores y conocimiento del BID. Un estudio que llevó a cabo el banco encontró que en las siete economías principales, en promedio los gobiernos han gastado en vez de ahorrar 80% de los ingresos adicionales derivados del auge de productos básicos desde 2002. Incluso en Chile, que ahorra gran parte de estas ganancias inesperadas, la política fiscal es expansionista, y el gasto público crece al doble de la velocidad de la economía.
La prueba será si la inflación disminuye o no para fines de este año. Si no lo hace, se requerirán acciones más drásticas, lo cual podría causar un gran impacto en el crecimiento económico. Los políticos más sensatos de la región saben que, por muy costosa que sea, no pueden darse el lujo de perder la lucha contra la inflación. El incremento de los precios amenaza con sumir de nuevo en la pobreza a millones de latinoamericanos.
Fuente: EIU
Traducción de texto: Jorge Anaya