■ Denuncian que los soldados mienten para detener a dos líderes agrarios
Campesinos de Venustiano Carranza, Chiapas, exigen el cese del acoso militar
■ Tenemos miedo de que ocurra una desgracia por la instalación de los retenes, subrayan
Tuxtla Gutiérrez, Chis., 21 de julio. Campesinos del municipio de Venustiano Carranza pidieron detener las incursiones militares que desde el pasado 17 de julio ocurren en su comunidad. En esa fecha, elementos del Ejército Mexicano cercaron la comunidad 28 de Junio, en donde permanecieron durante tres días. Dijeron rastrear plantíos de droga, sin embargo, su objetivo era buscar a dos líderes campesinos, a quienes los servicios de inteligencia del país ubican como comandantes del Ejército Popular Revolucionario (EPR).
José María Hernández, uno de los campesinos agraviados, explicó que Bartolomé de la Torre y otros de los campesinos a los que acusan de pertenecer al grupo insurgente, huyeron a las montañas cercanas, en donde hasta el momento permanecen, ante el temor de ser detenidos. En la denuncia que hicieron llegar a las organizaciones promotoras de los derechos humanos, los labriegos militantes de la Organización Campesina Emiliano Zapata (OCEZ) explican que desde la madrugada del pasado jueves, los efectivos llegaron a los poblados 28 de Junio, Chitama, El Limón, Laguna Verde, 20 de Noviembre, San Isidro Los Laureles, La Gloria, San José Grandeza, El Paraíso, El Puerto, San Lázaro, La Cuchilla y San Caralampio Chapín, entre otras.
“Instalaron un retén en la entrada del poblado 28 de Junio, donde vive nuestro compañero José María Hernández Martínez”, lugar ubicado a unos 110 kilómetros de esta capital.
Los campesinos explicaron que el retén está ubicado en el único camino de acceso al poblado, y para dejarlos pasar exigen que se identifiquen con su credencial de elector. “Nuestros nombres los buscan en una lista especial que andan, donde está el nombre de nuestros compañeros que acusan de ser del EPR”, explicó uno de ellos.
Por ello, los integrantes de la OCEZ temen ser detenidos, o que los militares entren a sus poblados. “Nuestros compañeros no son del EPR, son gente de trabajo, acá todos conocemos a qué se dedica cada uno, y por eso se nos hace injusto que los estén cazando los militares, por eso preferimos esconderlos en otro lugar, porque no queremos que vaya ha haber una desgracia”, señalaron.
Apenas el 28 de agosto del 2007, varias decenas de militares ingresaron directamente al poblado, y exigieron a los lugareños que les informaran “dónde estaba el campo de entrenamiento”, dónde estaban los eperristas.
Desde entonces los habitantes de este lugar viven con el constante temor de que en su poblado se lleve a cabo algún operativo para detener a sus compañeros.