■ Discovery, Atlantis y Endeavour, obsoletos y deteriorados; trabaja en su nueva nave Orion
Anuncia la NASA que dará de baja sus transbordadores en 2010
■ Las misiones a la Luna para 2020 y a Marte para 2037, su actual meta
■ Rusia se perfila como monopolio de los viajes tripulados con sus cápsulas Soyuz
■ El asunto no gusta a los europeos
Ampliar la imagen En la imagen de televisión tomada de la NASA, el cosmonauta de la Agencia Federal Espacial Rusa Oleg Kononenko, es visto durante su caminata en el espacio, al Salir de la Estación Espacial Internacional. Junto con otro de sus compañeros instaló un sistema de anclaje, entre otras actividades Foto: Ap
Washington, 12 de julio. La agencia espacial estadunidense NASA inicia silenciosamente el fin de la era de sus transbordadores. Desde hace un cuarto de siglo, las que en su momento fueran revolucionarias naves espaciales llevan personas y material al espacio, pero ya están obsoletas y deterioradas.
Ahora la NASA lo da a conocer oficialmente: a fines de 2010, el Atlantis, el Discovery y el Endeavour serán dados de baja.
¿Y entonces? Sólo hay una cosa clara: los nuevos dueños del espacio serán los rusos. Eso es algo que ante todo los europeos no ven con mucha alegría. Y algunos ya sueñan con su propio vehículo espacial. Algo que sería posible.
El fin de la era de los transbordadores estadunidenses no llega por sorpresa, pero, sobre todo para los europeos, la situación se vuelve delicada. En febrero pasado, tras años de postergación, la agencia espacial europea ESA pudo instalar por fin su laboratorio espacial Columbus en la Estación Espacial Internacional (EEI).
La joya de la navegación espacial europea, que también aportará cuantiosas investigaciones para la economía, tiene una vida útil aproximada de 10 años. Pero a partir de 2010 ya no volarán más transbordadores estadunidenses.
Durante al menos cinco años, hasta que los estadunidenses hayan desarrollado su nuevo vehículo espacial Orion, Rusia tendrá el monopolio de la navegación espacial tripulada con sus cápsulas Soyuz, bastante más pequeñas, estrechas e incómodas.
Y de manera similar a lo que ocurre en el mercado de la energía y el gas, Rusia cobrará caros sus servicios. En círculos espaciales estadunidenses se dice que pide hasta 50 millones de dólares por el viaje de ida y vuelta de un astronauta estadunidense a la EEI. Para los europeos la tarifa será similar. Es poco probable que les haga algún descuento.
Hasta hace algunos años hubiera sido impensable en Estados Unidos un monopolio ruso en el espacio. Pero también ahora, según informó hace poco el diario The Washington Post, el ambiente en la NASA es de desánimo. Existe la preocupación de si con tanto retraso de los lanzamientos de los transbordadores la EEI podrá ser terminada, según comentó USA Today. “Los vuelos podrían acabar antes de que esté terminada la construcción de la EEI.”
Poco interés de EU en la Estación Espacial Internacional: expertos
La interrogante es la Estación Espacial Internacional es: ¿un “elefante blanco” de cien mil millones de dólares en el espacio?
Los expertos europeos opinan de forma no oficial que los estadunidenses en realidad perdieron interés en la EEI desde hace tiempo. De hecho, el presidente George W. Bush ya ordenó otras metas más ambiciosas. En 2020 un estadunidense volverá a pisar la Luna. Y en 2037, por primera vez estará en Marte.
Por otro lado, cada vez se extiende más entre los europeos la insatisfacción por depender del transporte de otros. El deseo de “una nave espacial propia para intervenciones tripuladas”, como lo llama el astronauta alemán Thomas Reiter, es muy grande.
Como cohete portador de una nave europea de ese tipo podría oficiar el exitoso y confiable Ariane 5. En círculos industriales se analizan los costos de un proyecto en este sentido. Philippe Berterottiere, director de estudios de mercado de Arianespace, dio a conocer hace poco las primeras cifras.
De acuerdo con esa información, el vehículo europeo podría costar entre 2 mil y 3 mil millones de euros (3 mil 140 y 4 mil 710 millones de dólares). Otros expertos calculan que podrían ser hasta 5 mil millones de euros. En noviembre, los ministros europeos responsables de asuntos espaciales hablarán sobre el tema. Quizá tomen alguna decisión.