Ciudad Perdida
■ El estira y afloja en el caso Chiguil
■ Disputa perredista por la GAM
Francisco Chiguil, delegado de Gustavo A. Madero con licencia y bajo investigación por el caso News Divine, se convirtió, además de un problema de partido, en una disputa que reventó entre las ambiciones de Nueva Izquierda y la resistencia de los grupos que ahora apoyan a la nueva presidencia de ese instituto político.
Lo malo es que las cosas no se dicen por lo claro, y la defensa de Chiguil por parte del PRD-DF parece más un encubrimiento, contrario a lo que se ha hecho en el gobierno de la ciudad, que aceptó la renuncia de los dos cabezas de la seguridad pública, que el interés de hacer justicia en un asunto en el que la responsabilidad del delegado está en los ojos y la conciencia de todos.
Si el PRD en la capital, como lo está haciendo su presidenta, Alejandra Barrales, pretende seguir en la defensa de Chiguil, la autoridad moral que ha ganado el gobierno por este asunto se vendrá abajo, y su actuación podrá ser equiparada a lo que hace y ha hecho el PAN con otros problemas en donde la impunidad campea.
Es entendible que la lucha entre tribus se trate de dirimir en un campo como la Gustavo A. Madero. Hay que recordar que esa delegación es una de las más pobladas de la ciudad, después de Iztapalapa y antes que Venustiano Carranza, y en las dos gobierna Nueva Izquierda, por lo que se supone que estratégicamente el PRD no podría perder GAM, pero esto no es un argumento suficiente para la impunidad.
Si es verdad lo que hasta ahora se dice, que Nueva Izquierda planea llevar, a como dé lugar, a Jesús Zambrano a la jefatura delegacional, situación bastante peligrosa para la salud de la ciudad, del propio PRD y de las elecciones de 2009, seguramente ese partido, y no Nueva Izquierda, tendrá que construir una estrategia diferente a la impunidad del delegado con permiso, para defender su postura.
El Estatuto de Gobierno del Distrito Federal, en su artículo 42, fracción 28, señala que será a propuesta del jefe de Gobierno, y con la aprobación de los diputados a la Asamblea Legislativa, como deberá sustituirse al delegado, y en eso está la duda, porque todo mundo sabe que Nueva Izquierda y sus aliados de la derecha panista impedirían que una propuesta contraria a sus intereses, aunque favorables a la población, pudiera tener éxito.
De cualquier forma, será el jefe de Gobierno quien tenga que poner orden en esa situación, porque si la Asamblea rechaza una primera propuesta, la segunda tendría que ser aceptada, y esto deberá ser bien pensado por Marcelo Ebrard, porque, aunque la misma ALDF fijó ayer martes como fecha fatal para que Chiguil se fuera, y no sucedió, y el proceso para removerlo ya se ha iniciado, el sustituto tendrá que obedecer a los intereses de la ciudad y no de alguna de las tribus perredistas.
Cuidado y se trate de poner por encima de una sana conciencia de gobierno, o del partido, la ambición de unos o los cálculos deshumanizados de otros. Marcelo Ebrard, que sorprendió por ir en contra de lo absurdo acostumbrado, y dejó ir a dos de sus funcionarios más importantes, tendrá, en el nombramiento de un delegado substituto, la oportunidad de señalar caminos de confianza hacia la sociedad.
Por su parte, si el argumento de Chiguil es que la población lo eligió, y es la población la que lo debe expulsar del puesto, su equivocación, su error es mayúsculo. Si se queda, por la razones que sean, será muy difícil que su horizonte político se amplíe más allá de 2009; si se va, tal vez con el trabajo diario y callado a favor de la población, la gente le dé una nueva oportunidad. Chiguil debería pensarlo, porque su responsabilidad en los hechos es, esa sí, irrenunciable. Ni modo.
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