■ Comienza a circular La extraña, publicado por Editorial Salamandra
Llega a México nuevo libro del autor de culto Sándor Márai
■ El escritor, cuya obra fue vetada en su país, ahora es un referente de la lengua húngara
■ El también periodista convirtió su vida en una novela, escribe su biógrafo Ernö Zeltner
Ampliar la imagen Un rayo de sol (1927-1934), fotografía de Martin Munkacsi, ilustra la portada de La extraña, novela de Sándor Márai
Desde este martes circula en México la versión en español de La extraña, novela del escritor húngaro Sándor Márai (1900-1989), convertido en autor de culto.
Cuando parecía que el también periodista ya lo había dicho todo en sus libros, con éste, que escribió en 1934, gira la tuerca.
Eso es lo que ocurre en La extraña, publicada por la editorial Salamandra y distribuida por Océano. Son 3 mil 500 los ejemplares destinados al mercado mexicano y forman parte de la primera edición que apareció en España, el pasado abril.
Márai siempre tiene sorpresas acerca del ser humano y sus emociones, las más oscuras, las más brutales, las que sólo se confiesa a sí mismo mientras camina con una máscara para ajustarse a los demás, a la sociedad en la que vive y cuyas reglas, por paradójico que parezca, transgrede.
La extraña se suma así a la lista de novelas y autobiografías traducidas al castellano: El último encuentro, La herencia de Eszter, La amante de Bolzano, Divorcio en Buda, Confesiones de un burgués, La mujer justa y ¡Tierra, tierra! Libros que lo han convertido en uno de los grandes escritores del siglo XX y en el autor de culto del momento. Además, figura la biografía Sándor Márai, escrita por Ernö Zeltner y publicada por las universidades de Valencia y Granada.
Influencia en la sociedad húngara
La obra de Márai no se queda en la novela y la autobiografía: desde los 18 años se ocupó del teatro, la poesía, el cuento, el periodismo, el ensayo y un diario personal. Sus títulos casi llegan a la centena, sus obras de teatro tuvieron gran éxito y era considerado uno de los grandes autores de su tiempo, con fuerte influencia en la sociedad húngara intelectual. Pero todo eso cambió con la Segunda Guerra Mundial.
Cuenta en su diario –en fragmentos publicados por la revista The Hungarian Quarterly en la primavera de 2004–: “18 de marzo (1984). Una cena en el departamento de la calle Mikó, hoy hace 40 años. Hasta ese momento todavía estaba todo en su lugar, dos sirvientas, el gran apartamento. La mesa puesta como en los viejos buenos tiempos: cubiertos de plata, vajilla de porcelana, todo como debía ser. De los miembros de la familia que estaban sentados a la mesa esa noche, compartiendo la comida en mi santo, han muerto mi madre, la tía Julie, mi cuñado Gyula, mi cuñada Tessi, y Alice Madách. Mis hermanos todavía están vivos, yo también, y L. también, aunque apenas. Esa noche las tropas nazis ocuparon Budapest. Todo se dislocó, la vida, el trabajo, Hungría, el viejo orden y el desorden. Un rompimiento total. Yo tenía 44 años y me estaba recuperando de una severa enfermedad. Dos semanas después vino la mudanza a Leányfalu, al exilio, con el perro y una sirvienta. Comenzó el bombardeo de Budapest y nuestra casa fue impactada por 36 bombas el último día del cerco; todo fue destruido. Dejé la mitad de mi vida ahí. Después vino el segundo round, la itinerancia a través de los continentes. Fue hace 40 años que pereció el que yo era hasta ese entonces, y que tomó forma ese otro que soy... pero ahora incluso eso está en proceso de desintegración”.
Cinco años después, a la edad de 89, Márai se suicidó en su casa de San Diego, en Estados Unidos. Nunca regresó a su país.
Exilio en Estados Unidos
Como advierte Zeltner en su biografía sobre el escritor húngaro, trazar la vida de Márai se convierte en una aventura: “El autor ha ido construyendo a lo largo de toda su vida de escritor un verdadero ‘laberinto’ en el que se confunden los hechos y los recuerdos, la biografía y la ficción de manera singular. En varias de sus obras es al mismo tiempo autor de la novela y personaje literario, es decir, ha entretejido en las novelas su vida o momentos de su vida y convertido de ese modo su vida en una novela”.
Lo básico en la vida de Sándor Márai es que nació en la localidad de Kassa, que en ese entonces pertenecía al imperio austro-húngaro pero ahora se llama Kosice, en Eslovaquia. Su familia pertenecía a la burguesía. Su primera obra data de 1918 y era poesía; después estudió periodismo, lo abandonó, viajó por Europa y ya para los años 30 se había convertido en referente literario en lengua húngara.
Se casó con el gran amor de su vida, Lola, la “L” que aparece en sus diarios y quien, a su vez, llevó su propio diario contando la cotidianidad al lado del escritor.
Márai fue antinazi y con la llegada de los comunistas abandonó su tierra, pues permanecer en Hungría habría significado legitimar un sistema en el que no creía. Ese exilio le valió que su obra fuera vetada en su país desde 1948; sin embargo, mantuvo un programa radiofónico que se transmitía en su patria aunque, por supuesto, hablaba bajo seudónimo.
Viajó a Italia y vivió durante mucho tiempo en el hermoso barrio napolitano de Possillipo, de ahí a Nueva York y después en San Diego, a unos pasos de la frontera con México, país que sí visitó.
Antes de su muerte comenzó a revalorarse su obra en Hungría, donde hoy las librerías están llenas de sus obras; sin embargo, los húngaros se dividen entre quienes lo consideran un gran autor y los que creen que es un traidor por haber salido en época de crisis.
Con todo, en el edificio construido donde estaba su casa en la calle Mikó, cerca del castillo de Budapest, está una placa de mármol para recordar que ahí vivió el autor de La amante de Bolzano, y a dos pasos un pequeño parque donde se erige un busto sobre un pilar adornado por su firma solitaria.
Más interesante es lo que ocurre en el resto del mundo: sus novelas y autobiografías han sido traducidas a varios idiomas, fue redescubierto con grandes ventas y México no es la excepción. Más ahora con la llegada de La extraña.