Usted está aquí: martes 15 de julio de 2008 Política Lo que resuelve el petróleo

Marco Rascón
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Lo que resuelve el petróleo

Mientras un sector de la política y los grupos económicos trabajan la estrategia de privatización del petróleo, los supuestos opositores de la política a la reforma presentada por Felipe Calderón en nombre del Ejecutivo federal utilizan el debate para negociar sus propios intereses, eludir sus crisis internas y financiar con los recursos petroleros de hoy sus posiciones políticas de mañana.

Bajo el manto del debate petrolero se manipula el interés nacional, y las propuestas de fondo que se dan en el foro del Senado son abandonadas y aburren a los que deberían pensar que la reforma debería basarse en realidades técnicas, económicas, fiscales y de interés general.

El debate y las consultas son rápidamente desprestigiadas al ser usadas no como medio para legitimar y dar base a una reforma de fondo para la industria petrolera, sino como maniobra para ganar tiempo en la lucha por cambiar la correlación de fuerzas y ser los conductores del neoliberalismo salvaje.

En tanto se debate el tema del petróleo y algunos se aprestan a realizar consultas, los 32 gobernadores dilapidan los fondos provenientes de los excedentes petroleros de este año y llenan sus entidades de obra pública para reafirmar sus bases políticas: puentes, segundos pisos, autopistas, repavimentaciones llenan las iniciativas gubernamentales, mientras el país está inundado por falta de mantenimiento a las obras hidráulicas que no garantizan el lucimiento de los políticos gobernantes.

Millones y millones de pesos del fondo de obra pública se gastan en obras a favor de la industria automotriz, bajo el argumento de que “crean empleos”. De esta manera, el Poder Legislativo compite con el gasto del Poder Ejecutivo federal y a su vez los 32 gobernadores se mantienen en competencia constante para ver quién gasta más con los recursos que provienen precisamente del petróleo.

El ganador en esta coyuntura es sin duda alguna Cementos Mexicanos (Cemex), que después de las grandes ventas que logró con China hoy tiene un mercado interno con recursos provenientes del petróleo y está dispuesto a pavimentar con cemento todo el país.

El Frente Amplio Progresista (FAP) juega con la idea de ser protagonista de la reforma petrolera, pero no es sino un membrete, pues toda la política sabe que el FAP no ha logrado unidad en ninguna de las elecciones locales de 2006 a la fecha, ni unificar votos y propuestas en torno a la ley electoral ni tampoco frente a la reforma petrolera.

A su coordinador actual de vez en cuando le prestan el micrófono, lo cual ya es un avance para él, porque hasta hace muy poco le rechiflaban, pero ahora parece que la falta de memoria y el maniqueísmo en mítines lo ha perdonado.

Para los partidos pequeños, el tema del petróleo les permite buscar votos para 2009, ya que se encuentran en peligro sus registros y prerrogativas y por eso van a todas las que les garanticen votos.

Para el PRD, el tema petrolero es lo único que le permite mantener su identidad. Desgastados, los grupos y corrientes utilizan el tema y las consultas para esconder que su negociación central son las prerrogativas y su distribución. En la crisis del PRD muchos han perdido acceso a la nómina y el mismo gobierno legítimo empieza a reclamar su financiamiento, el cual se ha recortado, ya que el que fuera reconocido “presidente legítimo” decidió quebrar la unidad general del mismo partido y pretendió imponer descaradamente al sucesor de Leonel Cota, que ya había impuesto anteriormente en tiempos de la precampaña presidencial. El PRI ve esto, pero se abstiene de cobrar derechos de autor por uso del dedazo.

Andrés Manuel López Obrador decidió que la reforma se gana en la calle, no en el Congreso. Mandó mujeres a cercar palacios legislativos para no ir él. Cuando se organiza el debate, en gran medida por la presión que él ejerció, se va de gira y manda mensajeros a exponer en pedazos, más que una propuesta, sus mismas denuncias sobre la privatización. Gana al anunciar lo que va a pasar, porque él garantiza que nadie se una en torno a una propuesta alternativa y sólo pretende unir con base en el rechazo a una reforma. En el fondo garantiza los intereses de los gobernadores, los charros sindicales y los privatizadores.

En los últimos días lo único sensato fue la propuesta de Guadalupe Acosta Naranjo de una reforma votada en el Congreso por las tres fuerzas principales en la que no se privatizará, se acompañará de una reforma fiscal para el manejo del recurso y donde se quitara en el presente y en el futuro a los grupos económicos la explotación, refinación, distribución y transportación del petróleo y sus derivados.

El sentimiento nacionalista en favor del petróleo existe desde hace muchos años: desde la expropiación. No lo inventó el lopezobradorismo; por lo tanto, la tarea no es convencer de que Pemex es de los mexicanos, sino cómo garantizar con los legisladores actuales que éste siga siendo de los mexicanos y no se privatice.

 
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