Reporte Económico
La inflación a junio de 2008
Medida por el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) del Banco de México, la inflación general del país acumula 2.03% en el primer semestre del año y 5.26% en los pasados 12 meses (jun. 07-jun. 08) (Gráfico 1).
Nuevamente en este año se registra el preocupante hecho de que los bienes y servicios de la Canasta Básica, esto es, de aquellos que corresponden al consumo social necesario y generalizado (agua, alimentos, electricidad, salud, transporte…) son los que más aumentan sus precios. Frente al 5.26% anual mencionado del INPC, el índice de la Canasta Básica lleva un incremento de 6.13%, rebasando ya sensiblemente al aumento decretado para el salario mínimo (4.0%) en enero pasado.
En el mismo contexto anual (jun. 07-jun. 08), la inflación subyacente (5.02%) fue ligeramente menor a la no subyacente (5.94%). Como se recordará, para calcular la inflación subyacente se agrupan los bienes y servicios con precios más estables o menos volátiles, mientras que para la no subyancente se agrupa a los bienes y servicios que suelen presentar fuertes fluctuaciones estacionales en sus precios (alimentos naturales), así como aquellos cuyos precios no se determinan por las condiciones del mercado: los administrados (electricidad, gas, gasolinas…) y los concertados (agua, telefonía local, transporte, impuesto predial y otros). De los subyacentes destaca el disparo de precios en los alimentos procesados (9.59%) y en las colegiaturas (5.36%); de los no subyacentes destaca el aumento en las frutas y verduras (12.78%), carnes y huevo (6.58) y en los bienes administrados (5.84%) (Gráfico 2).
Por productos específicos, son de especial impacto los inc-rementos de precios en los pasados 12 meses en Alimentos naturales: huevo (21.8%), frijol (21.1), aguacate (17.5) y manzana (11.6); Alimentos procesados: arroz (52.9%), tortilla de maíz (19.2), mantequilla (18.7), pasta para sopa (16.8), queso amarillo (16.7), pan blanco (9.6) y leche (9.3%); en Servicios: impuesto predial (19.8%) transporte aéreo (16.5), derechos por agua (13.4), y electricidad (9.9%) (Gráfico 3).
Por ciudades, la inflación anual más alta se registró en San Andrés Tuxtla (7.3%), Tlaxcala (7.1), Puebla (6.7), Torreón (6.6) y Jacona (6.5); y la más baja en Tijuana (4.2), Tapachula (4.2), Morelia (4.1), Mexicali (4.0) y Ciudad Juárez (3.9), ciudades éstas en su mayoría fronterizas y por tanto beneficiarias del subsidio monetario con que el gobierno y el Banco de México favorecen a los bienes y servicios importados mediante la sobrevaluación del peso.
Inflación al productor
El Indice Nacional de Precios Productor (INPP) aumentó 3.72% entre enero y junio de este año y 5.87% en los pasados 12 meses (Gráfico 4).
Destacan por su magnitud los incrementos de precios en los insumos para la producción provenientes de: la Industria metálica básica (23.39%) (en especial de diversos productos de acero); del Sector agropecuario, pesquero y forestal (14.38); Electricidad y gas (12.17); Industria de la construcción (12.14), y de la Industria química y petroquímica (9.43%) (Gráfico 4).
Esta inflación al productor es un mal augurio, pues tales incrementos en costos son invariablemente transmitidos al precio final de los bienes y servicios al consumidor. Las empresas privadas por naturaleza no actúan en función del beneficio social o nacional sino de la maximización de la ganancia, y en ausencia de una acción gubernamental correctora que establezca reglas del juego para que los desvaríos del mercado no dañen el entramado económico y atenten contra el interés social, las distorsiones globales se convierten en situaciones internas críticas.
Si a los agricultores comer-ciales les conviene más sembrar brócoli para Estados Unidos que maíz para México, lo harán aunque la tortilla duplique su precio; si a los comerciantes argentinos les conviene más exportar soya que satisfacer la demanda interna de trigo, intentarán incluso derrocar al gobierno que se les oponga; si a los acereros se les abre el mercado en China no dudarán en desabastecer el mercado local aun cuando con ello se disparen los precios de la construcción e infinidad de productos.
Esto deberían tenerlo en cu-enta quienes en México prete-nden desnacionalizar y privatizar segmentos clave de la industria petrolera, una actividad estratégica como la que más, que no puede quedar atada a la simple “lógica” de los mercados ni mucho menos a los intereses corporativos. Tal privatización es desde su mero planteamiento un atentado contra la seguridad nacional, el patrimonio económico del país, y el interés social por una renta petrolera bien administrada. Si el gobierno es incapaz de administrar el patrimonio puesto en sus manos, debe dimitir para que gente capaz lo haga. Si el presidente de Exxon propusiera lo que el de aquí propone ya lo hubieran lanzado desde el piso 52.
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