■ No hay una norma que prohíba o racione la venta de combustible
Gasolina subsidiada fluye de México hacia EU y Guatemala
■ Con garrafas o en grandes camiones los compradores cruzan la frontera
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Ciudadanos guatemaltecos cargan bidones en la espalda mientras atraviesan el río Suchiate en busca de combustible que luego venden a orillas de las carreteras en su país
Foto: archivo La Jornada
Tijuana, BC., 11 de julio. Empresarios mexicanos y estadunidenses están sacando ventaja de la gasolina subsidiada en México, la compran aquí para luego llevarla a Estados Unidos y sacar jugosas ganancias. Con la gran brecha entre los precios bajos de la gasolina subsidiada en México y los galopantes costos en Estados Unidos, desde dueños de grandes camiones hasta peatones con garrafas de plástico están comprando combustible mexicano para venderlo después en territorio estadunidense.
Lo mismo sucede hacia Guatemala, donde vendedores cargan garrafas con combustible muchas veces a nado a través del fronterizo río Suchiate.
La gasolina en México es cerca de una tercera parte más barata y para el diesel los precios están casi al doble con el galón vendiéndose a 4 dólares en los estados fronterizos de Estados Unidos contra los 2 dólares el galón de los mexicanos. “Efectivamente vienen tráileres de Estados Unidos a abastecer a México”, mencionó Mario Osuna, delegado de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) en Baja California, cuya capital es la fronteriza Tijuana.
“No hay manera de sancionar a extranjeros que vengan a Tijuana a comprar gasolina para vender en su país; México no tiene una norma regulatoria de este tipo, tampoco podemos racionar la venta”, agregó.
Los residentes en la frontera, que también han notado la diferencia en los precios, están sumándose a la tendencia.
“No podemos negar que se esté dando el contrabando hormiga”, precisó Joaquín Aviña, presidente de la Asociación de Estaciones de Gasolina en Tijuana, Tecate y Rosarito, tres ciudades de Baja California. “La obligación de las empresas es vender el producto, así sea si la utilizan para quemar una casa o llevarla a vender a Estados Unidos”, agregó.
El presidente Felipe Calderón ha prometido mantener los subsidios a la gasolinas, que se espera le costará al gobierno cerca de 20 mil millones de dólares este año.
Los guatemaltecos también
Los precios bajos también han desatado una rapiña por la gasolina mexicana en la frontera de México con Guatemala. Cientos de personas han estado transportando combustible al otro lado del río que sirve como frontera en barriles de plástico, que después transportan sobre el agua en las cámaras de los neumáticos.
Otros nadan con los barriles detrás de ellos. Una vez que llegan al otro lado de la frontera, el combustible se vende en las carreteras a 1.5 dólares por galón, más caro de lo que lo compran, pero aún más barato que en las estaciones de servicio en Guatemala, que en una mayoría han cerrado en la zona.
Carmela Mejía, una madre soltera del pueblo de Malacatán, en la frontera con México, tenía un puesto de frutas, pero decidió cambiarlo por uno de gasolina cuando se dio cuenta que podría obtener más ganancias.
“Adquirí un préstamo para comprar gasolina en territorio mexicano, así me gano unos centavos para mantener a mis tres hijos”, argumentó Mejía.
La falta de capacidad de refinación obliga a México a importar un 40 por ciento del total de la gasolina que consume, pese a ser un gran productor de petróleo, pero el costo de las importaciones ha subido.
El subsecretario de Energía, Jordy Herrera, dijo esta semana que el gobierno estaba trabajando en un plan para detener de alguna manera que los subsidios beneficien a los consumidores estadunidenses.