■ Totalizan casi 400 casos en sólo seis años
Crean en BC fiscalía para desapariciones
■ Hallan osamenta y secuestran a comerciante
Ampliar la imagen La Procuraduría General de Justicia de Baja California creó ayer una fiscalía especial para investigar las desapariciones de cientos de personas en los seis años recientes. En la imagen, familiares de Fernando Ocegueda Ruelas, uno de los levantados cuyo paradero aún se desconoce Foto: Enlineatijuana.com
Mexicali, BC, 10 de julio. La Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) instituyó este jueves –día que se descubrió una osamenta humana en esta capital y fue secuestrado un comerciante– la Fiscalía Especial para la Investigación de Personas Desaparecidas, con la intención de esclarecer los casi 400 casos documentados en la entidad durante los seis años recientes.
La integración de dicha fiscalía fue un reclamo reiterado de la Asociación Esperanza contra la Desaparición Forzada de Personas y la Impunidad, que ha documentado más de mil 200 casos de 1996 a la fecha, por los cuales ha interpuesto 389 denuncias relacionadas con personas cuyo paradero se ignora luego de haber sido levantadas o secuestradas, principalmente en Tijuana y Mexicali.
“Ahora sólo falta que dé resultados”, dijo el representante de la citada organización civil en Tijuana, Fernando Ocegueda, quien busca a su hijo del mismo nombre, a quien levantaron presuntos integrantes del crimen organizado en 2006.
La PGJE designó al frente de esta fiscalía a Héctor Grijalba Tapia, quien fue subsecretario del Sistema Penitenciario de Baja California durante la administración del gobernador panista Eugenio Elorduy Walther (2001-2007).
Entre los colaboradores de Héctor Grijalba en la fiscalía destacan Francisco Vázquez, ex director de Seguridad Pública de San Luis Rio Colorado, Sonora, y Armando Caballero, quien fue agente de la policía ministerial y subdirector del penal de Mexicali.
En referencia a las exigencias de la Asociación Esperanza, Grijalba Tapia anunció que revisará cada caso.
Ocegueda pidió que se investigue el uso de fosas clandestinas y la eliminación de cadáveres por medio de solventes químicos, entre otras modalidades del crimen organizado.
“No necesariamente nuestros desaparecidos tienen que ver con acciones del crimen organizado –afirmó una madre integrante de la Asociación Esperanza–. Hay casos en que a algún narquillo le jaló el ojo (le gustó) la novia de algún muchacho y levantan a los dos. A una se la roban y al otro lo desaparecen.”