■ Soy antes y después del world music, afirmó el cantante de Guinea
Mory Kanté lanzó una descarga de ritmos africanos al cerrar el festival de Montreal
Montreal, 8 de julio. Con una descarga de todos los ritmos africanos, Mory Kanté desembarcó para clausurar la versión 29 del Festival Internacional de Jazz de Montreal, la noche del domingo en la Plaza de las Artes, y cumplir el viejo adagio de que sólo los de la casta griot nacen para ser cantantes: su voz se elevó por el cielo montrealino fusionada con la de tres coristas. Reforzada con una sección de metales (trompeta, saxofón y clarinete, tambores, batería y mbira, djembé, balafón y kora) se acurrucó, para después explotar en la epidermis de los más de cien mil presentes en la explanada principal, para hacerlos debrayar y deschongarse a su ritmo.
Bastaron un par de piezas de monsieur Kanté para saber que la velada era el preludio de la enorme fiesta de clausura; como comienzo, los cantos fueron símiles de plegarias, como para moldear los rígidos/gélidos cuerpos del respetable. Después una segunda parte, en la que, kora en mano, el músico maliense entonó una especie de sección rítmica, como para sacar del trance hipnótico en el que había sumergido/hechizado a los cien mil, para ese entonces, frenéticos asistentes; para luego atisbar con grandes diálogos entre el balafón y el rapeo; su voz energética y el djembé; la danza de cada una de las tres bailarinas con el propio Mory; las percusiones y los instrumentos de viento, lo llevaron al maná del público. Una verdadera fiesta de clausura venida desde el arsenal musical del mundo: África.
Pocas horas antes de su concierto, en la clausura del 29 Festival Internacional de Jazz de Montreal, pero después de la prueba de sonido, el guineano Mory Kanté respondió, a pregunta expresa de La Jornada, en rueda de prensa, sobre el término que los países del hemisferio norte inventaron para calificar/encasillar la música del tercer mundo como world music. Dijo: “En la década de los 70 no existía el término; cuando me coloqué en Europa como número uno de las listas de popularidad por vender muchos discos, inventaron ese término, o sea, soy antes del world music y después del world music, conmigo inventaron el término”.
El músico guineano citó a su compadre y compañero musical de casta el griot, Baaba Maal, y al maliense Alí Farká Touré para hablar de la fusión: “Estoy de acuerdo con la diversidad y con la idea de que África es el arsenal musical del mundo; es bueno que muchos músicos del hemisferio norte tomen nuestra música y creen la propia. Considero que es como ir en un avión, en el que hay pasajeros de clase ejecutiva y turística, en el que para todos lo importante es un buen aterrizaje. En África el canto es espiritualidad; se canta para el alma; está bien que otros lo lleven a sus países”.
Refiriéndose a la música latinoamericana, concluyó: “Después de las dictaduras y monarquías en África, la primera música que nos llegó fue la de América Latina; en relación a México, específicamente estamos invitados para actuar el próximo año en el Festival de Culturas en Resistencia Ollin Kan; esperemos que se concrete”.