■ Otras bandas piden hasta 3 millones como condición para venir: Lourdes Skipsey
Madonna ganará 1.5 mmd por cantar en México, aun sin vender entradas
■ La funcionaria de OCESA participó en encuentro sobre espectáculos, organizado por la Universidad del Claustro de Sor Juana
■ El trabajo del productor, tan artístico como cualquiera, dijo Blanca Forzán
Se vendieran o no los boletos para los conciertos que ofrecerá Madonna en el Foro Sol, la cantante estadunidense ya tenía asegurado un millón y medio de dólares; es la garantía que se pone en la mesa de negociaciones. Pero hay otras bandas importantes que exigen hasta 3 millones de billetes verdes como condición para presentarse en México; de lo contrario, no aceptan.
Esto lo dio a conocer una productora de la compañía OCESA, Lourdes Skipsey –quien ha organizado conciertos de músicos de la talla de Michael Jackson, Elton John, Gloria Stefan, Paul McCartney, Rolling Stones, U2 y Depeche Mode, entre otros– en el contexto del encuentro que estudiantes y profesionales del espectáculo sostuvieron este lunes y martes en la Universidad del Claustro de Sor Juana.
De la idea a los aplausos fue el títutlo de esta reunión, en la que participaron algunos productores y organizadores de festivales, con el objetivo de “abrir un diálogo de reflexión entre profesionales para intercambiar experiencias sobre las nuevas políticas y estrategias culturales, así como los actuales retos de la industria escénica”, según lo aseguraron los organizadores del acto, alumnos de la primera generación de la carrera profesional asociado en producción, que se imparte en esa institución.
Bajo el reflector
En la reunión se desarrollaron varias mesas redondas, pero la que más llamó la atención fue la de Productores bajo el reflector, en la que participó Skipsey, quien hace 28 años se inició con el concierto de The Police en el otrora hotel de México. La productora aseguró: “Los dueños del balón son las bandas. Todo comienza con un contrato en el que se anexan los presupuestos, la logística; cuánto se va a gastar. Todo tiene que ser rápido. Podría decir que somos esclavos del productor de gira, a quien si algo no le parece puede decir a su artista: ‘ni siquiera te subas al coche’, y eso es muy estresante”.
En cuestión de ganancias, comentó, se trabaja en desventaja: el grupo se lleva la mayoría de las veces 90 por ciento de la taquilla y la empresa local el resto. En el caso de U2 fue 92 por ciento. La productora afirmó que muchos grupos cobran como si fuesen cuatro conciertos en Estados Unidos, por lo que el precio de los boletos, por lógica, aumenta.
Explicó que en ocasiones la producción se mueve hasta en más de 60 camiones y hacerlo en el país del norte es más económico que al traspasar fronteras.
Todo esto lo platicó Skipsey sin contar con los desplantes de algunas “estrellas”. Puso como ejemplo el caso de Simply Red, quien aventaba la comida que no le gustaba, o actitudes casi dictatoriales, como las de Paul McCartney, quien prohibía el consumo de carne a los integrantes del equipo. “Nos tenías ahí a todos comiendo nuestras carnitas por debajo del escritorio o nuestros tacos, con la esperanza de que no nos decubrieran”.
En su participación, la productora musical Juliana Vanscoit hizo énfasis en que su labor es de intuición, de “sentido común”. La ejecutiv planteó que por ejemplo el Festival Internacional Cervantino, para el cual trabaja, lleva año y medio de preparación para ajustar logística y presupuesto. Dijo que los puntos básicos de este encuentro son el análisis del proyecto, la fuente de financiamiento, el flujo de dinero, el lugar donde se harán los espectáculos, además de las condiciones físicas y humanas, así como los elencos.
Destacó que hay que considerar la logística que implica mover a grandes compañías de diversas partes del mundo hacia la la ciudad y sus diversas sedes, en las que es difícil el armado de escenarios, y moverse en las pequeñas calles de esta urbe.
Blanca Forzán, productora ejecutiva de teatro, para quien desempeñar esta labor “es tan artística como la del director de la obra”, destacó que quien se quiera dedicar a este oficio tiene que ser consciente de que esta actividad lo puede llevar al hospital, si es que no tiene la convicción de hacerlo. “Yo me meto hasta la recámara del director en ocasiones para decirle que el vestuario que quiere no es el adecuado. Lo importante es la comunicación, desde el iluminador y el escenógrafo hasta el musicalizador.
“Hay que tener temple para no ser esclavos del director”, comentó la productora, quien para hacer más con menos (mejores cosas con poco dinero) sabe dónde encontrar desde un alfiler hasta “una tina color rosa con puntas verdes” para que la producción quedó perfecta.
Marivés Villalobos, productora dedicada a los espectáculos de música de concierto (trajo a las filarmónicas de China y de San Petersburgo), lamentó que en México no se haya desarrollado una infraestructura de consumo para este género. Dijo que de los encargados de las instituciones culturales en México, 80 por ciento sólo utiliza el puesto como trampolín político. Agregó que los personajes de la música clásica están hartos de que se les trate como dioses, porque quieren ser vistos simplemente como artistas.
Otras de las mesas redondas fueron Festivales en México, en la que participaron José Luis Cruz, titular del Ollin Kan, quien dijo que este encuentro surgió “por la carencia de políticas públicas del gobierno federal”. Ollin Kan lo apoya la delegación Tlalpan, que es “menos que un municipio”.
También intervinieron Cristina King, del Festival de México en el Centro Histórico; Leonel Maciel, del Centro Nacional para la Cultura y las Artes, y Luis Mario Moncada, quien además de ser teatrero es director del Festival Fayuca.
Los allí reunidos pugnaron porque estos festivales sean un enlace de identidad con la sociedad, pero que, definió Luis Mario Moncada, también dejen de ser tan centralizados. Estos creadores intercambiaron experiencias sobre las nuevas políticas y estrategias culturales.
En el encuentro también participaron el productor Carlos López, la directora de teatro Iona Weissberg, la actriz Anna Ciocchetti y el escenógrafo Jorge Kuri, entre otros.