■ Son San Miguel de Allende, la zona de la Monarca y el conjunto de Jesús Nazareno
Declaran patrimonio de la humanidad ciudad, reserva y santuario mexicanos
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Más de cuatro meses permanecen las mariposas en las áreas de conservación mexicanas antes de regresar a las zona de los Grandes Lagos, entre Estados Unidos y Canadá
Foto: Agencia MVT/Mario Vázquez de la Torre
La reserva de la biosfera Mariposa Monarca –que abarca los bosques de oyamel de los estados de México y de Michoacán–, la ciudad de San Miguel de Allende y el santuario de Jesús Nazareno, en Atotonilco, ambos en Guanajuato, fueron declarados ayer Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
En Quebec, durante la reunión del Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO, se oficializó la inclusión de dichos sitios en el listado, que hasta ayer contemplaba 851 lugares de “valor universal excepcional”. Con las dos nuevas declaratorias México se afianza en la cima con el mayor número de sitios reconocidos como patrimonio cultural, histórico y natural. En la relación se encuentran las ciudades de México, Campeche, Morelia, Veracruz, Tlacotalpan, Puebla, Querétaro y Zacatecas.
San Miguel de Allende fue seleccionada por la autenticidad e integridad del poblado, fundado en 1955, así como por el grado de conservación que presenta como conjunto urbano. La inclusión de los lugares en el listado de Patrimonio Mundial tiene como propósito preservar y dar a conocer los sitios de importancia cultural o natural excepcional para la herencia común de la humanidad, así como acceder a fondos para la conservación.
La zona de la Mariposa Monarca es el albergue, durante el invierno, de millones de lepidópteros que viajan alrededor de 5 mil kilómetros desde Canadá para reproducirse y alejarse de los fríos extremos en ese país. Tiene una superficie de 56 mil 259 hectáreas, de las cuales 13 mil 552 corresponden a la zona núcleo.
De acuerdo con información del Fondo Mundial para la Naturaleza, la región es habitada principalmente por comunidades agrarias descendientes de las culturas mazahua y otomí. Indica que la reserva tiene tres áreas núcleos, en las cuales no se permite el aprovechamiento forestal, y dos de amortiguamiento, en las que se autoriza el aprovechamiento sustentable.
A diferencia de otras zonas boscosas del país, afirma la organización, las propiedades locales están divididas entre ejidos, comunidades indígenas y pequeñas propiedades de poca superficie.
Entre los problemas que enfrenta la reserva está la tala clandestina, por lo cual el presidente Felipe Calderón, el año pasado, impulsó el programa Cero Tolerancia, y a finales del mes pasado Canadá, Estados Unidos y México acordaron impulsar el Plan de América del Norte para la Conservación de la Mariposa Monarca.
Consideraron que aunque la especie no está en peligro de extinción, se estima que su singular migración multigeneracional –que abarca toda la región– es un fenómeno biológico en riesgo, a causa de las amenazas a su hábitat a lo largo de la ruta migratoria. Como la monarca depende de hábitats muy diversos en Canadá, Estados Unidos y México, la conservación de su fenómeno migratorio requiere la cooperación trilateral, señalaron.
El Comité de Patrimonio Mundial añade cada año nuevos sitios al listado a partir de las propuestas formuladas por los estados miembro. Las candidaturas a la inscripción son examinadas por diversos consejos. También revisa los informes sobre el estado de conservación de los sitios inscritos y pide a los estados que adopten medidas de conservación y protección.