■ Los hermanos Toussaint materializaron aplausos tronadores en el centro de la ciudad
Sacbé se suelta el pelo y hace sucumbir a Montreal con su embrujo jazzístico
■ “Decidimos venir a gozar en el festival más importante del mundo”, expresaron
Ampliar la imagen Dos instantes de los Toussaint en esta fiesta del jazz. En la primera imagen, Enrique improvisa en el bajo; en la segunda, Fernando a la batería
Montreal, 5 de julio. “Carnales, lo logramos”, fue la frase que los hermanos Toussaint –Eugenio, Enrique y Fernando, integrantes del trío Sacbé– se dijeron antes de salir a su primera actuación en el Festival Internacional de Jazz de Montreal.
Nadie se acordó o quiso acordarse de quién la dijo. Quizá porque la voz que emitió esas palabras ya habitaba el tiempo pasado y se había escurrido en la episteme íntima del trío; lo único cierto es que su propuesta musical cautivó al público montrealense e internacional que se dio cita en la esquina de Clark y Sainte-Catherine, en el centro de esta ciudad, para ver a los músicos mexicanos: fervor materializado/concretizado en animosos gritos, tronadores aplausos y sonoros chiflidos.
Intenso golpeteo
El encargado de abrir las hostilidades fue Fernando con su batería; luego de unos minutos de intenso golpeteo de tambores y platillos, las cuatro cuerdas del bajo de Enrique lo secundaron; finalmente, el piano de Eugenio, quien salió envuelto en aplausos, complementó la trinidad del treintañero grupo Sacbé. Los rostros del público se veían expectantes; algunos, apostados en sillas plegables, otros sentados en el suelo o parados (para emprender la fuga, si era necesario), mientras unos niños dibujaban sobre la arcilla.
Rápidamente, Sacbé ofreció una propuesta mesurada de jazz, fusión y su peculiar estilo/lectura del llamado latin jazz, ataviado con un arsenal de sugerentes/imperceptibles sonidos del sureste mexicano. Después de dos piezas el misterio quedó develado y los montrealenses sucumbieron al embrujo musical Sacbé.
Sabedor de la travesura que acababan de urdir, Eugenio se dirigió a los congregados: “¡Viva México! Venimos de la tierra del mariachi, pero ellos no están aquí; estamos nosotros Sacbé, una auténtica banda de jazz mexicano”. Los transeúntes se detenían, hasta alcanzar media calle; entretanto, una parvada surcaba el cielo.
Iniciaron con Streimberg/Pintora, siguieron con A mis hijos, prolongaron con Sunset and sunset, para después atisbar con Pinot noir; luego, el emotivo tema compuesto por Enrique intitulado Mi’jo; extendieron Iztaccíhuatl, y concluyeron con Picasso. El público ya alcanzaba la acera de enfrente de Sainte-Catherine.
El éxito de la primera presentación de Sacbé fue absoluto.
Al concluir, Fernando Toussaint dijo: “Decidimos salir a divertirnos... a gozar esta presentación en el festival de jazz más importante del mundo. Decidimos salir a relajarnos; sabíamos que si tocábamos así el público lo iba a percibir y lo detectaron, y gozaron con nosotros. Además, no quisimos percatarnos de la cantidad de gente, pero al final fue muy emotivo ver toda la calle llena... eso hizo que tocaramos más cabrón...”
Entre los asistentes al concierto se encontraba el organizador del Festival Internacional de la Riviera Maya, Javier Aranda, quien al término de la actuación de Sacbé informó que su vista a este musical jazzístico era para sentar las bases de colaboración entre ambos festivales. Incluso, en los parabuses de Montreal se pueden ver carteles que promocionan el del sureste mexicano, con la leyenda Bienvenido al paraíso.
Por la noche, en la segunda actuación de este mismo día, dos horas después en el mismo escenario, Sacbé demostró que no fue casualidad y refrendó –con el mismo set– su calidad y oficio, al duplicar la cantidad de espectadores en la esquina de Clark y Sainte-Catherine.
No cabe duda: los Toussaint se soltaron el pelo en Montreal, ahora que ya no tienen.