Teoría de Einstein pasa nueva prueba
Washington, 4 de julio. Aprovechando una configuración cósmica única, astrofísicos pudieron medir los efectos previstos en la teoría de la relatividad de Einstein, al observar la gravitación extrema de dos pulsares en órbita uno del otro, según un trabajo divulgado en la revista Science. Es decir, esta teoría, elaborada hace 93 años por el padre de la física moderna, pasó una nueva prueba, afirmaron los científicos. Los pulsares son pequeños objetos estelares extremadamente densos que subsisten tras la explosión de una estrella masiva en supernova. Su masa es a menudo más grande que la del Sol, pero su tamaño es muy pequeño. Estos pulsares giran sobre sí mismos a velocidad vertiginosa y generan un gigantesco campo gravitacional mientras emiten potentes haces de ondas de radio que alumbran los radiotelescopios en la Tierra. Más de mil 700 pulsares han sido censados en la Vía Láctea, pero éste, descubierto en 2003, es el único conocido de su tipo. “Un pulsar binario crea condiciones ideales para verificar las predicciones de la relatividad general, ya que cuanto más grandes sean las masas y más cercanas estén una de las otra, mayores son los efectos de la relatividad”, explicó René Breton de la Universidad McGill, de Montreal. “La teoría de Einstein predijo que, en un campo gravitacional de este tipo, el eje sobre el que gira un objeto cambiará de dirección lentamente mientras el pulsar pasa enfrente”, explicó Victoria Kaspi de la Universidad MxGill.