■ Consumir menos grasas y más frutas y verduras reduce la incidencia, según investigadores
La dieta mediterránea tradicional ayuda en la prevención del cáncer
■ Basta añadir seis elementos diarios del régimen alimentario para disminuir la propensión en un 22%
■ Se dio seguimiento a 26 mil personas y a la aparición de todos los tipos de la enfermedad
Adoptar elementos de una dieta estilo mediterráneo, que es alta en frutas y verduras y baja en carnes rojas y lácteos, puede reducir el riesgo de cáncer en una cuarta parte, según un estudio de los hábitos alimentarios de 26 mil personas.
Por un tiempo se ha creído que hacer cambios en la dieta, como comer más aceite de oliva y menos mantequilla, puede conducir a una incidencia significativamente menor de enfermedades cardiacas, pero ahora se cuenta con pruebas detalladas de que también puede reducir en forma dramática las probabilidades de que se desarrolle algún tipo de cáncer.
La investigación muestra que bastan dos elementos de la dieta mediterránea, añadidos al consumo cotidiano, para reducir en 12 por ciento la probabilidad de cáncer. Si la cantidad de elementos tomados a diario se eleva hasta seis, la perspectiva de desarrollar la enfermedad se reduce en un asombroso 22 por ciento.
Más de 26 mil hombres y mujeres griegos fueron estudiados durante ocho años por los científicos, quienes descubrieron que consumir altos niveles de grasas monosaturadas –la grasa igoodi, que se encuentra en el aceite de oliva– y menos grasas saturadas ibadi, que se encuentran en los lácteos, es lo que tiene el efecto más grande en reducir el riesgo de cáncer. Más aceite de oliva y menos mantequilla redujeron el riesgo en nueve por ciento.
Añadir dos elementos a la dieta diaria puede consistir sencillamente en comer más leguminosas y menos carnes rojas. De las 26 mil personas estudiadas, las que seguían de cerca una dieta mediterránea tradicional tenían en general menos probabilidades de desarrollar cáncer, indicó Dimitrios Trichopoulos, profesor de prevención del cáncer y epidemiología en la Universidad Harvard.
Aunque comer alimentos de más de un solo grupo no produjo por sí solo ningún cambio significativo en cuanto al riesgo de cáncer, ajustar los hábitos dietarios generales hacia el estilo mediterráneo sí tuvo un efecto importante, precisó el profesor Trichopoulos, quien encabezó el estudio, publicado en el Journal of Cancer.
El estudio dio seguimiento a la aparición de todos los tipos de cáncer, desde el de estómago hasta el de intestino e hígado, el cérvico uterino y los tumores cerebrales. Se observó a hombres y mujeres por igual y se tomaron en cuenta otros factores de riesgo, como fumar, y el estilo general de vida.
La investigación forma parte de la Investigación Prospectiva Europea sobre el Cáncer (EPIC, por sus siglas en inglés), que es una observación única y todavía en marcha sobre los hábitos dietarios y otras características biológicas y del estilo de vida de más de medio millón de personas en toda Europa antes de que fueran diagnosticadas con cáncer u otras enfermedades crónicas.
Los científicos llevaron a cabo encuestas detalladas de cada persona para estudiar qué alimentos solía ingerir y en qué cantidades. Los cuestionarios empleaban una escala de nueve puntos para describir hasta dónde se apegaba la dieta a los principios mediterráneos tradicionales.
Los nueve grupos alimentarios medidos son: grasas monosaturadas y saturadas, frutas, vegetales, legumbres como chícharos y lentejas, cereales como trigo entero, y pasta, carne, lácteos, pescado y alcohol.
“Los investigadores descubrieron que las personas que seguían más de cerca la dieta mediterránea tradicional tenían menor incidencia de cáncer. Y mientras más cambios hicieran, mayor era el efecto, comentó una vocera de Cancer Research UK, asociación filantrópica británica que ayudó a financiar el proyecto.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya