■ Vecinos bloquean accesos a predios
El GDF evitará choques con ejidatarios por línea 12
El gobierno de la ciudad no caerá en confrontaciones con los ejidatarios de Tláhuac por la adquisición de los terrenos para la línea 12 del Metro. El jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard Casaubon, dijo que ya hay un acuerdo con la mayoría de los dueños de tierras y respeta los puntos de vista de todos, por lo que se buscará llegar a un arreglo mediante el diálogo.
Ejidatarios de Tlaltenco, Tláhuac, que se oponen a la construcción de la línea 12 del Metro, llenaron de cascajo tres de las entradas que dan al paraje denominado Terromotitla y en el ingreso principal, donde se tiene planeada la terminal de la línea dorada, colocaron malla metálica.
Los pobladores aseguraron que no permitirán la edificación de la terminal que tiene planeada construir el gobierno de la ciudad en dicha zona, integrada por 33 hectáreas. Asimismo rechazaron que hubiera negociaciones con la autoridad, pues no están dispuestos a ceder sus tierras y mucho menos a abaratarlas.
“Nosotros no vamos a caer en ninguna confrontación, hablaremos con todos y estoy seguro que se va a resolver porque es una obra de muy alto beneficio social y estamos tomando en cuenta a todos los interlocutores, no de ahora, sino de hace varios meses”, señaló ayer el mandatario capitalino.
Explicó que el monto de los pagos por cada fracción de terreno se calcula de acuerdo con el avalúo que hicieron las autoridades de la Dirección General de Patrimonio Inmobiliario de la Oficialía Mayor.
Los ejidatarios, han mantenido su rechazo a la propuesta de las autoridades, sin embargo, en los días recientes el conflicto creció por el comienzo de los trabajos que anunció la Secretaría de Obras.
Los pobladores han realizado guardias para proteger la zona ejidal y desde el jueves se reforzaron éstas. En un principio fue un grupo reducido, pero conforme han pasado los días los inconformes se han incrementado.
Empezaron con la instalación de retenes en los cuatro accesos al paraje Terromotitla. Se pensó en rehabilitar los módulos de vigilancia que tenía el lugar y en cada una de ellas se colocaría una pluma para impedir el paso de trabajadores.