■ El combate llama a gente “decente y honorable” de ambas naciones, afirma
Atrás quedan acusaciones entre México y EU en la lucha contra el narco: Garza
■ “El gobierno de Bush comparte responsabilidad, pero es necesaria la cooperación de todos”
Ampliar la imagen El embajador Antonio Garza y su esposa, María Asunción Aramburuzabala, durante la celebración del aniversario 232 de la independencia estadunidense Foto: Guillermo Sologuren
En la relación México-Estados Unidos se acabaron los días en que estos países se señalaban y culpaban mutuamente por el narcotráfico, para dar paso a un vínculo más abierto, maduro, honesto y respetuoso, afirmó ayer el embajador estadunidense Antonio Garza.
Al celebrar el aniversario 232 de la independencia de su país, Garza puntualizó que actualmente ambas naciones enfrentan juntas la lucha contra el tráfico de enervantes, y recordó que el lunes pasado el presidente George W. Bush firmó la ley que pondrá en marcha la Iniciativa Mérida.
Calificó dicho proyecto como el esfuerzo bilateral más profundo para enfrentar el cáncer de las drogas, luego de afirmar que el gobierno estadunidense acepta y comparte su responsabilidad en el problema, aunque subrayó que no hay administración que pueda ganar esta batalla sin el apoyo y el compromiso de todos.
Ante decenas de personas que se dieron cita en la residencia del embajador, el diplomático consideró que la lucha contra el narcotráfico llama a toda la gente “decente y honorable” de ambas naciones. “Los traficantes de drogas tienen que escuchar que todos nosotros tenemos una sola voz y que estamos comprometidos en el combate contra este fenómeno”, aseguró.
En un discurso con tintes de despedida –podría ser el último que ofrece en un aniversario como embajador de Estados Unidos–, Antonio Garza se refirió al llamado para rechazar las drogas que en 1986 hizo el ex presidente Ronald Reagan, y afirmó que la convocatoria actual es tan urgente como lo fue la de entonces.
Manifestó asimismo que ambos países sufren, y que otra generación en Estados Unidos sigue demandando enervantes, mientras la violencia golpea al pueblo de México. Pero a diferencia de aquellos tiempos, ahora estas naciones están juntas en esa batalla. “Ya se acabaron los días en que nos señalábamos y culpábamos unos a otros”, enfatizó.
Optimismo
Más adelante dijo que durante los últimos seis años ha celebrado la independencia de Estados Unidos como embajador en México, aunque, aseguró, nunca se había sentido tan optimista como en este momento. “Veo nuestro futuro más brillante. Y no porque los retos sean fáciles, sino porque estamos unidos”, agregó.
También dijo que durante ese tiempo ha visto cómo la relación bilateral ha llegado a una nueva era. “Una más abierta, madura, honesta y sí, respetuosa. Hoy veo una relación en que enfrentamos los desafíos juntos, con una visión clara sobre lo que es posible. No temblamos en hacernos las preguntas más difíciles: cómo combatir la pobreza, la desigualdad, cómo ser más justos en inmigración. Qué hacer para cuidar el medio ambiente o ser más eficientes y productivos con la energía.
“En esta nueva era –continuó– estoy seguro de que no sólo haremos preguntas, sino que al trabajar hombro con hombro daremos respuestas. Tengo fe en que podemos crear un futuro más próspero; guiar al hemisferio hacia una mayor apertura y democracia y lograr lo que la siguiente generación espera: una vida mejor.
Ante trabajadores de la embajada, legisladores e integrantes del gobierno federal, como los secretarios de Comunicaciones, Luis Téllez, y de la Función Pública, Salvador Vega Casillas, Garza evocó sus experiencias en México, donde dijo que encontró “al amor” de su vida: su esposa María Asunción Aramburuzabala.